Un grupo de arqueólogos hizo un gran descubrimiento en Irak, encontraron un templo legendario y un palacio perdido que tendrían más de 4500 años de antigüedad.
Este hallazgo es de gran relevancia porque implicaría dar a conocer lo que podría ser una de las primeras civilizaciones humanas.
La localización de este templo y palacio se hizo en la antigua ciudad de Girsu, ahora ubicada en Tello, al sur de Irak.
Se sabe que dicho espacio, hace más de 4 000 años, era la capital del reino Lagash, además de un importante centro administrativo en Mesopotamia.
Las investigaciones arqueológicas en esta zona se realizaron en el marco del proyecto The Girsu, organizado por el Museo Británico, la Junta Estatal de Antigüedades y Patrimonio de Irak (SBAH) y el museo de J. Paul Getty.
Los arqueólogos encargados de esta investigación lograron descubrir primeros muros de adobe del palacio de los reyes sumerios, en otoño del año pasado.
El Museo Británico destacó que durante esta expedición localizaron más de 200 tablillas cuneiformes, las cuales forman parte de los registros administrativos de la urbe.
Tras continuar con la investigación, los arqueólogos lograron descubrir el principal santuario construido en honor al dios sumerio Ningirsu.
Cabe destacar que en el recinto sagrado llamado Urukug se localizó el templo Eninnu, que significa ‘pájaro blanco del trueno’; uno de los lugares de culto más importantes de Mesopotamia.
Anteriormente se sabía que la cultura Sumeria existía desde hace 3000 a 2350, pero el hallazgo de este templo de más de 4500 años de antigüedad cambiaría la historia.
Además de que solamente se sospechaba la existencia de este templo, luego de que se recuperaron inscripciones antiguas de hace 140 años, cuando se descubrió la ciudad.
«Mientras nuestros conocimientos del mundo sumerio hoy en día siguen limitados, el trabajo en Girsu y el descubrimiento del palacio y templo perdido supone un enorme potencial para nuestra comprensión de esta importante civilización, arrojando luz sobre el pasado e informando sobre el futuro», declaró el director del Museo Británico, Hartwig Fischer.
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