La práctica de los tatuajes ha evolucionado considerablemente, convirtiéndose en una forma de expresión personal aceptada globalmente. Sin embargo, algunos entusiastas han llevado esta forma de arte al extremo, como lo demostró Amber Luke, conocida como la «Dragón Blanco de Ojos Azules».
Luke, quien ha decorado el 90% de su cuerpo con más de 250 tatuajes, incluyendo múltiples piercings e implantes, decidió someterse a la controvertida práctica de los tatuajes oculares.
A los 22 años, optó por tatuarse los globos oculares, un proceso extremadamente doloroso que la dejó ciega temporalmente durante tres semanas.
El procedimiento implica la inyección de tinta en la esclerótica, la capa blanca del ojo, con riesgos graves como infecciones, inflamación y daño permanente a la visión.
A pesar del dolor y riesgo evidentes, Luke regresó recientemente de Brasil para repetir la experiencia, consciente de que podría perder la vista de manera permanente.
La práctica de los tatuajes oculares está prohibida en muchos países debido a sus peligros para la salud, y muchos tatuadores éticos se niegan a realizarlo.
Los expertos instan a la conciencia sobre los riesgos asociados y la importancia de la regulación para prevenir daños irreversibles.