Un incendio en la torre de refrigeración de la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, ha intensificado las tensiones entre los gobiernos de Ucrania y Rusia. El incidente, atribuido a un bombardeo en la ciudad de Energodar, ha provocado preocupación mundial debido a los posibles riesgos asociados con la planta nuclear más grande de Europa.
El gobernador prorruso de la región, Yevgeny Balitsky, afirmó que el incendio fue causado por un ataque ucraniano, mientras que autoridades ucranianas sostienen que fuerzas rusas incendiaron neumáticos en la torre de refrigeración para generar confusión. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, exigió el control ucraniano sobre la planta para garantizar la seguridad en la región.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) informó que el incendio fue controlado y que no se han detectado cambios en los niveles de radiación, aunque la situación sigue siendo tensa. Zelenski ha reiterado que mientras Rusia controle la planta, la amenaza persistirá, y ha pedido una intervención internacional.
Desde marzo de 2022, Rusia ha mantenido el control sobre la planta de Zaporiyia, y aunque sus reactores no están en funcionamiento, la instalación depende de energía externa para evitar un desastre nuclear. La guerra en Ucrania sigue siendo un conflicto de alta intensidad, y este incidente subraya los peligros que enfrenta la región.
En paralelo, el ejército ruso reconoció que Ucrania ha logrado penetrar en territorio ruso, lo que ha llevado a una serie de combates en las regiones fronterizas. La incursión ucraniana busca desestabilizar a Rusia y ha resultado en desplazamientos masivos de civiles rusos, exacerbando la crisis humanitaria.