En un sorprendente descubrimiento bajo el agua, la buceadora australiana Jules Casey se encontró con un pulpo que mostró un nivel extraordinario de inteligencia al guiarla a una lápida submarina. Durante una inmersión, el pulpo, con el que Jules ya se había encontrado anteriormente, tomó su mano y la llevó a un lugar inesperado: una lápida entre dos postes de acero en el fondo del mar.
Jules Casey, quien había desarrollado un vínculo con el pulpo, siguió al animal hasta descubrir que la lápida era un santuario en memoria de Lorenz, un propietario de una tienda local de buceo que había fallecido. Este lugar ahora es conocido como “Lorenz’s Loop” en su honor. La experiencia refuerza la comprensión científica sobre la inteligencia y habilidades emocionales de los pulpos.
El comportamiento del pulpo, que guió a la buceadora hasta un lugar significativo, demuestra su capacidad para resolver problemas y mostrar emociones complejas. Los pulpos son conocidos por su habilidad para manipular objetos y recordar patrones, lo que sugiere un alto nivel de inteligencia emocional para un invertebrado.
Este notable encuentro destaca la creciente fascinación por la cognición de los pulpos y su capacidad para interactuar de maneras inesperadas con los seres humanos. La historia de Jules Casey y el pulpo subraya la importancia de continuar investigando y apreciando la inteligencia de estos fascinantes animales marinos.