El gobierno talibán en Afganistán ha impuesto un nuevo de leyes que restringen drásticamente la vida pública, especialmente en lo que respecta a la presencia y comportamiento de las mujeres. Estas normativas, que forman parte del marco de «vicio y virtud» establecido por el régimen, fueron aprobadas por el líder supremo Hibatullah Akhundzada y marcan un nuevo nivel de represión en el país.
Entre las restricciones más destacadas se encuentra la obligación para las mujeres de cubrirse completamente con un velo en público, además de la prohibición de publicar imágenes de seres vivos, lo que complica aún más la situación para los medios de comunicación. También se prohíbe la reproducción de música, el transporte de mujeres que viajen solas y la interacción entre hombres y mujeres que no sean familiares directos.
El Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio ha sido facultado para supervisar y regular la conducta personal, pudiendo imponer castigos que van desde advertencias hasta arrestos. Estas leyes están diseñadas para alinear el comportamiento de la población con la ley islámica, según el gobierno talibán.
La ONU ha expresado su preocupación por estas medidas, señalando que están creando un clima de miedo e intimidación, especialmente entre las mujeres y las niñas. El informe de la ONU advierte que las actividades del Ministerio para la Propagación de la Virtud están expandiéndose a otras áreas de la vida pública, lo que aumenta el control sobre la población afgana.
Estas leyes no solo afectan la vida cotidiana de los afganos, sino que también representan un retroceso significativo en los derechos humanos en Afganistán. La comunidad internacional sigue observando con preocupación el impacto que estas normativas tendrán en un país ya devastado por décadas de conflicto.