Como dice el clásico: “no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla”, y a partir de este 1 de octubre una mujer gobierna al país. Claudia Sheinbaum Pardo hizo historia al convertirse en la primera mujer presidenta de México.
Ayer Sheinbaum se colocó la banda presidencial en la toma de posesión como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en una sesión de Congreso General en donde estuvo el expresidente Andrés Manuel López Obrador su máximo ídolo.
Desde el inicio de su discurso, Sheinbaum dejó claro su respeto y admiración por el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
De hecho, los primeros minutos de su discurso fueron dedicados a elogiar el legado de AMLO, un gesto que no sorprende dada la cercanía política entre ambos. Sin embargo, uno podría argumentar que esta extensión del culto a la personalidad de López Obrador restó protagonismo a su propio momento histórico.
Sheinbaum ofreció un discurso cargado de promesas que, en su mayoría, buscan dar continuidad a los programas y políticas del gobierno anterior obradorista.
Prometió consolidar el IMSS Bienestar, ampliar el Tren Maya y aumentar el salario mínimo. Sin embargo, también esbozó algunas propuestas nuevas, como la digitalización del país y la atención sanitaria a domicilio para los adultos mayores, lo cual marca una dirección interesante y necesaria.
El punto más emotivo y significativo del discurso de Sheinbaum fue su apartado dedicado a las mujeres. Reconoció a las heroínas anónimas que han luchado en silencio y a las que han alzado la voz en busca de igualdad.
Este mensaje, aunque breve en comparación con la duración total del discurso, fue potente y necesario, destacando su compromiso con los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Aunque no mencionó a las madres buscadoras, a las víctimas de la violencia, y a otras mujeres que luchan por su derechos.
El reto para Sheinbaum será encontrar un balance entre la continuidad y la innovación para implementar un gobierno diferente al de AMLO. Si bien está claro que su gobierno seguirá muchas de las políticas de López Obrador, también es crucial que imprima su propio sello y aborde las necesidades específicas que surjan durante su mandato.
La toma de posesión de Claudia Sheinbaum fue un evento cargado de simbolismo y expectativas. A medida que avance su gobierno, será interesante observar cómo maneja la línea entre el respeto a su predecesor y la creación de su propio legado. Pero como dicen por ahí, por las vísperas se sacan los tiempos y la verdad la presidenta jamás dejará de reconocer y de continuar con los principios de la 4T implementada por el tabasqueño.