El Expreso de Oriente mexicano volvió al camino. Alistándose para su viaje inaugural en diciembre, si los siempre inexactos tiempos de la construcción lo permiten, ayer se sometió a su segunda prueba con pasajeros a bordo.
La primera plana de la 4T subió al Tren Maya y al filo de las 11 y media de la mañana (hora local), el convoy inició el viaje desde la estación en Cancún, a unos kilómetros de la terminal aérea. La máquina corrió y, tras poco más de dos horas, llegó a Valladolid, cubriendo los 143 kilómetros que la separan del paradisiaco puerto del Caribe nacional.
Relanzar en el sureste este medio de transporte ha sido una de las principales banderas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que 173 años después de la inauguración del primer tramo ferroviario en el país, en 1850, se ha empeñado en concretar a como dé lugar este proyecto.
El mandatario encabezó así el segundo recorrido de prueba del Tren Maya, que sorprendió incluso a los más optimistas.
Quienes viajaron en el primer trayecto –entre el 1 y 3 de septiembre– constataron que en esta nueva ocasión el convoy se abrió paso entre la selva maya a unos 80 kilómetros por hora, velocidad mayor a la pasada. Otra novedad fue que funcionó el aire acondicionado, necesario ante el incesante calor que comúnmente azota la región y que ayer superó 34 grados.
Al llegar a Valladolid, López Obrador tuvo una reunión de evaluación del proyecto, que se prolongó por más de tres horas. Lo acompañaron en el recorrido miembros de su gabinete; los gobernadores de Yucatán, Mauricio Vila, y de Quintana Roo, Mara Lezama, y los líderes de algunas de las empresas que participan en su construcción.
Con los tiempos encima, algunos estimaron que apretó tuercas entre los mandos militares a cargo del proyecto, así como a contratistas, ingenieros y trabajadores de la construcción para cumplir su compromiso: inaugurar el tren en diciembre.
Horas antes, en su mañanera en Cancún, por primera vez el mandatario dejó abierta la posibilidad de que la inauguración podría darse por etapas: una a mediados de diciembre y otra el primer bimestre de 2024.
La fuerza obrera no ocultó su emoción por la visita del tabasqueño. Su presencia fue motivo para hacer un alto en los trabajos que a marchas forzadas realizan desde hace meses y que, ante la inminente fecha límite, habrá que redoblar esfuerzos.
Oriundos de Valladolid, Julio y Rafael son parte de una cuadrilla de trabajadores de la construcción que colaboran para apresurar la conclusión de la obra. Enfundados en los ropajes aptos para su pesada labor, se les vio expectantes ante la presencia del Presidente. A lo lejos, estiraban el pescuezo para tratar de ver, aunque sea un poco de lo que sucedía bajo enormes carpas dispuestas para la reunión con el mandatario.
Se dijeron orgullosos de participar en un proyecto de semejante magnitud. Y revelaron que los empeños no han sido nada sencillos, sobre todo por el inclemente calor, pues en algunos tiempos del año los trabajos se daban bajo temperaturas hasta de 40 grados. A veces es pesado, otras es tranquilo, pero hay que terminar, es el compromiso, señaló el segundo en el muy particular y melodioso tono de los habitantes de esta zona.
Su compañero confesó que los obreros lugareños son capaces de soportar las extremas condiciones climatológicas, pero para quienes vienen de otros puntos del país resulta imposible. A los de acá se nos carga la mano por eso.
Algunas personas se dieron cita para ver el paso de la moderna locomotora. Xóchitl Vite y Adrián López fueron dos de ellos. Originarios del Puerto de Veracruz, hicieron una pausa en sus vacaciones para ver el paso del Tren Maya y conocer al Presidente.
Se habían hospedado en la vecina Izamal y ayer, a temprana hora, cuando se preparaban para salir a una nueva aventura, se enteraron por la mañanera de que haría escala en Valladolid. Ni siquiera lo pensaron. Interrumpimos las vacaciones para venir a ver el tren.
Pacientes, esperaron bajo el intenso sol las tres horas que López Obrador estuvo en Valladolid. Se conformaron con ver al jefe del Ejecutivo a lo lejos y presenciar por un minuto el paso del tren hacia su nueva parada, Teya, en Mérida.
Adrián confió en que el proyecto sea un polo de desarrollo para la región y que favorezca el turismo, pues los costos por traslados, renta de autos o taxis es altísimo. Esperamos que el tren facilite el turismo. La pareja aseguró que cuando el Tren Maya esté operando totalmente, estarán de regreso para hacer el viaje a bordo.
LaJornada