En 1984, en una remota aldea de la República Democrática del Congo, una niña de diez años, conocida solo como Amina, encontró un diamante de 890 quilates mientras buscaba entre escombros cerca de una mina. Esta piedra, que brillaba con un inusual color marrón amarillento, resultó ser una de las más grandes jamás encontradas, y su descubrimiento cambió la vida de Amina y su familia para siempre.
El diamante fue trasladado a la capital, donde expertos internacionales confirmaron su rareza y lo bautizaron como «Incomparable». La familia recibió una suma considerable por la venta de la gema, lo que les permitió mejorar sus condiciones de vida y contribuir al desarrollo de su comunidad. Amina, inspirada por su experiencia, dedicó su vida a la educación, ayudando a otros niños de su aldea.
El «Incomparable» fue finalmente cortado en una gema de 407.48 quilates y subastado a un magnate anónimo. Su historia se convirtió en una leyenda que sigue inspirando a personas de todo el mundo, recordando que incluso en los lugares más inesperados se pueden encontrar tesoros que cambian vidas.