- Las consultas sin votos
Por Rafael Cano Franco
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la herramienta de consulta un instrumento para validar decisiones, sin embargo de todas las consultas que ha promovido en ninguna de ellas ha participado el grueso de la población y a pesar de eso las consideró válidas y con ello tomó decisiones que afectaron al país.
La primer consulta, que ni siquiera comprendió o abarcó a la mayoría de los mexicanos, fue referente a suprimir la construcción del aeropuerto en Texcoco, unos cuantos votos y fue suficiente para que se echara al bote de la basura una inversión millonaria que era trascendental para el desarrollo del país y además, al quedarnos sin la obra nos heredó la deuda a pagar.
Con una consulta que tampoco logró convocar ni siquiera al 10 por ciento del padrón electoral en Baja California, se canceló la construcción de la planta cervecera “Costelletion Brand”, fue una venganza maquinada por el presidente contra esa empresa que consumó con una consulta que organizó él mismo y que con eso bastó para suspender una inversión de varios miles de dólares en Méxicali.
Vino luego la consulta para enjuiciar a los expresidentes, un ejercicio innecesario y que tampoco logró convocar a los ciudadanos. Estaba claro que más allá de consultar, lo que requería eran pruebas y carpetas de investigación bien integradas. Al final de cuentas fue otro gasto innecesario y una pérdida de completa porque la participación ciudadana también fue mínima.
Llegó la consulta que organizó el INE, a petición y con la presión del Presidente, para determinar la llamada revocación de mandato. Fueron más de 800 millones de pesos que oficialmente se tiraron a la basura, pero a ese gasto se suma el subejercicio que hicieron gobiernos estatales, municipales para impulsarla.
Pero una vez más, el fracaso.
No participó ni siquiera el 15 por ciento del padrón electoral y los 13 millones de votos que se lograron estuvieron muy alejados de los 42 millones que se requerían para que esa consulta tuviera carácter vinculante.
Ahora que le falló la estrategia legislativa para que el ejército permaneciera en labores de patrullaje en las calles hasta el 2028, la propuesta de AMLO es la de organizar una consulta ciudadana y preguntar si quieren que los soldados continúen en labores de seguridad pública.
Sin embargo eso está prohibido constitucionalmente y es que los temas referentes a la seguridad pública no pueden ser sometidos a ese tipo de consulta.
Pero esa limitante legal no es impedimento para que el Presidente siga con su idea, como suele suceder cuando algo se le ocurre no existe poder humano que lo disuada y menos leyes que se lo impidan. El va porque va.
La consulta que propone el presidente López Obrador ya no se hará con el INE, eso sería violatorio de la ley y por ello el mismo instituto se negaría a ser parte de la organización; pero eso no es impedimento para que desde el púlpito mañanero convoque a sus aliados políticos: diputados, senadores, gobernadores y alcaldes a que se sumen a este evento y en sus municipios, distritos o estados se erijan como los organizadores y con ello preguntar a la población su opinión sobre el tema.
Esa consulta no solamente es ilegal, también es altamente manipulable toda vez que su organización no corre a cargo de una institución con alcance nacional y que le de aspecto vinculatorio, pero además es un dispendio de recursos públicos que solamente favorecen los actos de corrupción porque no existe fiscalización.
También es un acto político y propagandístico porque les abre las puertas a “las corcholatas” para que recorran el país promoviendo la consulta y con ello promoviéndose ellos mismos.
Pero también es una simulación porque más allá de cualquiera que fuera el resultado, seguirá siendo ilegal someter a consulta cualquier asunto que tenga que ver con la seguridad pública.