El próximo jueves 29 de julio, alrededor de 22 afiliados al Sindicato Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua tendrán la oportunidad de elegir a su nuevo dirigente estatal, entre ocho candidatos que se disputan la representación de los trabajadores de la salud.
Se trata de una elección inédita, no solo por el número y la diversidad de los aspirantes, sino también por el contexto de crisis sanitaria, económica y social que atraviesa el país y que ha impactado de manera directa al sector salud.
Entre los candidatos que buscan dirigir a la sección octava del sindicato del IMSS, se encuentra Germán Iglesias, un joven oriundo de Ciudad Juárez, que se desempeña como enfermero en la clínica 6 del IMSS, conocida como el «seguro viejo».
Iglesias se presenta como una opción fresca y renovadora, que busca impulsar la capacitación, la profesionalización y el bienestar de los trabajadores del IMSS, así como defender sus derechos laborales y sindicales. Su propuesta se basa en cuatro ejes: dignidad, democracia, transparencia y unidad.
En contraste, otros candidatos representan lo más rancio y corrupto del sindicalismo mexicano, que ha sido cómplice de los gobiernos neoliberales que han desmantelado y privatizado los servicios públicos.
Tal es el caso de Jorge Herrera, quien ha sido señalado ante la fiscalía del estado por violencia familiar y que, según denuncias de sus propios compañeros, busca el cargo sindical para obtener una mejor pensión al momento de su jubilación, pues ya rebasa los 25 años de servicio.
Herrera es visto como el candidato oficial, que cuenta con el apoyo de la dirigencia nacional del sindicato, encabezada por Arturo Olivares, y que representa la continuidad de las políticas de sumisión y entrega al gobierno federal.
La elección sindical en el IMSS de Chihuahua es un reflejo de los cambios y los retos que enfrenta el movimiento obrero en el país, que ha sido golpeado por la pandemia, la precarización, la violencia y la falta de representación.
Por un lado, se observa una apertura y una pluralidad inusitadas, que permiten que los trabajadores puedan elegir libremente a sus dirigentes, sin imposiciones ni dedazos.
Por otro lado, se evidencia la necesidad de construir un sindicalismo democrático, combativo y solidario, que defienda los intereses de los trabajadores y que se articule con los demás sectores populares en la lucha por una sociedad más justa e igualitaria.