El expresidente peruano Alberto Fujimori recibió del Gobierno los honores póstumos del Estado y sus restos fueron sepultados el sábado, mientras el país andino está lidiando con el complejo legado de su líder político más poderoso -y más divisivo- de las últimas décadas, quien murió esta semana a la edad de 86 años.
Muchos peruanos aún veneran a Fujimori por sacar al país de una grave crisis económica en la década de 1990 y derrotar al grupo terrorista Sendero Luminoso. Otros dicen que su gobierno autoritario fue el culpable de los asesinatos clandestinos de militares. Pasó unos 16 años tras las rejas por abusos a los derechos humanos.
El féretro recibió los honores en el patio del palacio de gobierno, con el saludo de la presidente, Dina Boluarte, toques de corneta y una salva de cañonazos.
«Por él, gracias, se acabó el terrorismo», dijo Felicita Ruiz, quien llegó desde la región andina de Ayacucho, cuna del maoísta Sendero Luminoso, para rendir homenaje al expresidente.
El conflicto con el grupo rebelde dejó 69.000 civiles y militares muertos o desaparecidos, según una Comisión de la Verdad. La sombra de ese conflicto sigue ensombreciendo a Perú hasta el día de hoy.
Pero mientras miles de personas como Ruiz hicieron fila para despedir como héroe al hijo de inmigrantes japoneses en Perú, portando fotos y estatuillas del expresidente que se ganó el apodo de «Chino», otros protestaban contra él y criticaban su historial de derechos humanos.
Los asesinatos cometidos por grupos militares secretos durante su gobierno en los años 90 y las acusaciones de corrupción afectaron gravemente a Fujimori. Huyó a Japón en 2000 después de que se publicaran videos que mostraban a asesores entregando fajos de dinero a legisladores, empresarios y jueces para apoyar a su gobierno.
Fujimori fue sentenciado en 2009 a 25 años de prisión por abusos a los derechos humanos como «autor indirecto» del asesinato de 25 personas, incluido un niño. Fue liberado de prisión en diciembre pasado después de un controvertido indulto.
«Este homenaje es una ofensa», dijo María Carbajal, quien agregó que ella era una de las miles de mujeres esterilizadas como parte de un programa del gobierno de Fujimori para reducir la pobreza en las regiones rurales pobres de Perú.
Unas 300.000 mujeres fueron esterilizadas en la campaña. Grupos de derechos humanos y miles de las mujeres denuncian que fueron coaccionadas. Fujimori siempre dijo que las operaciones fueron consensuales.
Reuters