Un satélite ruso inoperativo se rompió en más de 100 pedazos en órbita, obligando a los astronautas de la Estación Espacial Internacional a refugiarse durante aproximadamente una hora. El satélite, RESURS-P1, declarado muerto en 2022, se fragmentó en una órbita cercana a la estación espacial, generando una nube de escombros que es monitoreada por el Mando Espacial de Estados Unidos.
La agencia espacial rusa Roscosmos no ha comentado públicamente sobre el incidente. La ruptura ocurrió a una altitud de unos 355 kilómetros en la órbita terrestre baja, una región densamente poblada por satélites, incluida la red Starlink de SpaceX y satélites chinos.
LeoLabs, una compañía que rastrea escombros espaciales, estima que la amenaza persistirá por semanas o meses. La preocupación sobre el «efecto Kessler», una cadena de colisiones de satélites que podría aumentar exponencialmente los riesgos de colisión, sigue siendo alta. El RESURS-P1, equipado con cámaras de alta precisión, proporcionaba datos cruciales para la gestión de recursos naturales y el monitoreo ambiental en Rusia.