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Ciudad Juárez

Instituciones que se tambalean

24 de enero de 2023
  • El Juglar de la Red

Por Rafael Cano Franco

La fuerza de una nación radica en la fortaleza que muestran sus instituciones, son como los pilares que sostienen una democracia, entre más débiles son, entonces la democracia también se tambalea y es presa fácil del ataque de cualquiera que intente someterlas.

En el último año y en lo que va del actual, tres instituciones de gran trasdendencia entraron en crisis: el Instituto Nacional Electoral (INE); la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El INE es objeto de una furiosa andanada presidencial, no solamente lo quieren debilitar, también buscan desaparecerlo para controlar los procesos electorales. Si bien en la Cámara de Diputados se pudo salvar de manera momentánea, el ataque no ha cesado y existen intentonas por debilitarlo, sea en lo presupuestal, en su capacidad operativa, en su credibilidad y en su independencia.

La decidida participación de la sociedad civil, que se manifestó en las calles y obligó a los partidos políticos de oposición a montar un escudo de defensa al INE, son el bastión inexpugnable que el Presidente de la República y su partido, Morena, no han podido perforar.

Pero el INE no se ha salvado y sigue en riesgo de ser arrollado por la intentona presidencial de desaparecerlo y con eso tomar el control de los procesos electorales.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, también sufrió un intento de ser tomada. Desde la Presidencia de la República se promovió la candidatura de Yasmín Esquivel Mossa para presidir ese poder y nada parecía que podía impedirle consumar su meta.

Pero fue un reportaje periodístico que mostró el plagio de la tesis con la cual obtuvo su licenciatura en derecho por la UNAM, cometido por la señora Esquivel Mossa, lo que a final de cuentas logró lo que nadie había podido.

Con muy malos argumentos, con argumentaciones que fueron desmoronándose, la señora Esquivel Mossa fue exhibida y finalmente las autoridades de la UNAM aceptaron públicamente que ella había cometido plagio. Al final la SCJN se encaminó a seleccionar a la magistrada Norma Piña como su presidente y con ello se mantuvo su independencia.

Pero no se ha terminado el capítulo; mientras la señora Yasmín Esquivel siga en una magistratura que no le corresponde y para la cual no reúne los requisitos, las acciones, sentencias y observaciones que emita la SCJN estarán en entredicho. El asunto es mucho más grave de lo que parece, porque impacta directamente en la credibilidad y la honorabilidad que todos los magistrados deben exhibir y que es el garante de una justicia recta, imparcial y apegada la norma jurídica.

Pero en la SCJN tampoco se han pronunciado por compartir un espacio con una plagiaria. Los Magistrados han sido tímidos para emitir un posicionamiento al respecto y esperan que sea la moralidad de la señora Esquivel Mossa la que al final de cuentas la obligue a renunciar.

Eso no va a pasar. Si como comprobó la UNAM plagió una tesis, su ética es cuestionable y por tanto su talante moral es mínimo.

Y es aquí donde aparece la UNAM. La Máxima Casa de Estudios de México entró en crisis, pero no por un ataque presidencial directo o porque Morena lo hubiese planeado. Su crisis obedece a la tibieza de sus propias autoridades.

La UNAM corroboró públicamente el plagio de la señora Esquivel Mossa, pero eso no fue suficiente para que desde sus órganos de gobierno se estableciera una sanción a la ex alumna que violó la ética universitaria y que se apropió del trabajo realizado por otro alumno.

La credibilidad de la UNAM, su prestigio y honorabilidad son cuestionados hasta por el presidente López Obrador, quien ahora dice que no resuelven y todo se le va en “choros mareadores”. Tiene razón.

En un acto de tibieza y cobardía, el rector de la UNAM, el doctor Enrique Graue Wiechers ha venido repitiendo que no tienen atribuciones jurídicas para atender el caso, que están impedidos para anular el título de la maestra y que no va aceptar presiones de nadie. Debería ser al contrario: sentirse presionado para salvaguardar el prestigio, la historia y la congruencia de la Universidad y su autonomía.

Esas tres instituciones son de suma importancia porque significan procesos electorales limpios, aplicación estricta de la ley y educación superior de calidad para trascender. Las tres están debilitadas y corresponde a todos salir a defenderlas.

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