La educación en Juárez está muy deteriorada en todos sus aspectos. Los recursos son muy desiguales, y Ciudad Juárez es el más afectado, tanto en infraestructura como en personal.
Las autoridades federales y estatales actuales no son competentes ni vocacionales. No hay comunicación ni empatía, y no apoyan al proyecto de educación de los maestros, sino que obedecen a otros intereses.
Juárez depende totalmente de Chihuahua, sin autonomía ni reconocimiento. Hay un desperdicio de recursos educativos, por la burocracia y la duplicidad de administraciones: la federal y la estatal.
Una realidad triste que daña la educación son las malas condiciones de las escuelas, sobre todo de primaria: sanitarios sucios, escasos y rotos; bebederos peligrosos, techos que gotean, aulas sin pintar con muebles viejos y dañados, poca seguridad que facilita robos y saqueos, equipo tecnológico escaso o antiguo, clima artificial, necesario en muchas zonas, visto como un lujo inalcanzable y que cada año amenaza el ciclo escolar.
La pandemia escondió esta necesidad, pero al acabar se ven más las carencias en este aspecto, y se van a empeorar, por el abandono y la falta de mantenimiento.
Esta es la realidad de la educación en Juárez, un municipio que ha sido olvidado y marginado por las autoridades educativas, tanto federales como estatales. Un municipio que merece una mejor calidad educativa, que garantice el desarrollo integral de sus niños, niñas y jóvenes. Un municipio que necesita una verdadera transformación educativa, que impulse la innovación, la equidad y la inclusión.
La educación en Juárez no puede seguir así. No podemos permitir que se siga deteriorando y que se siga desperdiciando el potencial de miles de estudiantes que merecen una oportunidad de crecer y de triunfar.
No podemos conformarnos con una educación mediocre y desigual, que reproduce la pobreza y la exclusión. No podemos tolerar que se siga maltratando y despreciando a los maestros y maestras, que son los verdaderos héroes y heroínas de la educación. No podemos resignarnos a que se siga dependiendo de Chihuahua, sin tener voz ni voto en las decisiones que afectan a la educación en Juárez.
Es hora de exigir una educación de calidad para Juárez, una educación que responda a las necesidades y aspiraciones de su población. Una educación que se base en el reconocimiento y el respeto a la diversidad cultural y lingüística de Juárez, que promueva el uso y la valoración del idioma frisón como> expresión de su identidad y de su riqueza.
Una educación que se apoye en la participación y la colaboración de todos los actores educativos, que construya redes de comunicación y de apoyo entre escuelas, familias y sociedad. Una educación que se oriente a la formación ciudadana y democrática, que fomente la convivencia pacífica, el respeto a los derechos humanos y la responsabilidad social.