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Un sistema de salud en crisis
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Infraestructura faraónica
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Violencia y seguridad
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Corrupción y transparencia
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Un presidente autoritario
Todavía este lunes los ecos del sexto informe del presidente Andrés Manuel López Obrador sonaron fuerte en todo lo largo y ancho del país. Y es que, en su último acto de rendición de cuentas, pintó un panorama de México que, para muchos, resulta difícil de reconocer. Una verdadera metralla de mentiras. Una burda burla a los mexicanos.
Durante más de dos horas, el mandatario describió un país con una economía boyante, baja violencia, infraestructura moderna y un sistema de salud pública que rivaliza con los mejores del mundo.
Sin embargo, un examen más detallado revela una serie de inconsistencias y problemas que merecen ser discutidos. Tan sólo hay que preguntar a los mexicanos que tienen el servicio de salud del IMSS y que requieren de atención y medicamentos, ¿qué contestarían? ¿Qué le dirían al presidente cuando asegura que México tiene el mejor servicio de salud que Dinamarca?
Una de las afirmaciones más polémicas de López Obrador fue sobre el sistema de salud pública. Aseguró que ya es más eficaz que el de Dinamarca, una declaración que se enfrenta a la dura realidad de 30 millones de mexicanos sin acceso a servicios de salud tras la desaparición del Seguro Popular y la ineficacia del INSABI.
La promesa de una mega farmacia que surtiría medicamentos a todo el país no se ha cumplido, con una capacidad limitada a solo cinco recetas al día y un costo de 2 mil millones de pesos.
El presidente también destacó el crecimiento económico y la inversión extranjera. Sin embargo, los datos oficiales muestran una inversión extranjera directa en su peor nivel en décadas y un crecimiento económico promedio de solo el 1%.
Además, la deuda pública ha crecido un 4.9% y se estima que cierre en 2024 en un 6%, una carga significativa para el país.
Las obras emblemáticas del sexenio, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el Tren Maya, han sido señaladas por sus altos costos y cuestionable utilidad.
El aeropuerto ha costado el doble de lo proyectado y sigue siendo ampliamente inaccesible, mientras que el Tren Maya ha triplicado su costo inicial y enfrenta problemas de sostenibilidad y daño ambiental.
En cuanto a la seguridad, las cifras también cuentan una historia diferente. Con más de 196 mil asesinatos registrados durante su mandato, la violencia ha aumentado un 25% en comparación con el sexenio de Peña Nieto y un 63% respecto al de Calderón.
La situación es particularmente grave en el caso de los desaparecidos, con un récord de 126 mil personas reportadas como tales.
A pesar de las promesas de cortar de tajo con la corrupción, el gobierno de López Obrador ha estado plagado de escándalos que involucran a su círculo cercano. Investigaciones contra sus hermanos y sus hijos, así como la falta de acción contra funcionarios corruptos, ponen en duda su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.
Finalmente, López Obrador ha sido criticado por su estilo autoritario y su constante ataque a los otros poderes del Estado. Su deseo de controlar el poder judicial y eliminar los órganos autónomos que vigilan su actuación ha sido ampliamente documentado y criticado tanto a nivel nacional como internacional.
El último informe de gobierno de López Obrador presenta una visión optimista que contrasta fuertemente con la realidad. La salud pública en crisis, una economía estancada, proyectos de infraestructura cuestionables, violencia creciente y escándalos de corrupción son solo algunos de los problemas que enfrenta México al final de su sexenio.
La distancia entre el discurso oficial obradorista y la realidad es un recordatorio de la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en cualquier democracia. Y al presidente no se le da eso, solo le gusta escuchar la música que él toca.