Un año después de que las fuerzas estadunidenses se retiraran de Afganistán, Washington confía ahora únicamente en sus drones para continuar la lucha contra los extremistas islámicos que lo impulsaron a invadir el país hace 21 años.
Sin embargo, los expertos dicen que eso no será suficiente para contrarrestar el resurgimiento de Al Qaeda o del Estado Islámico, dentro de un país que ahora vuelve a estar bajo el dominio de los talibanes.
Las fuerzas estadunidenses entraron en Afganistán el 7 de octubre de 2011 con el objetivo de sacar del poder al gobierno talibán, que protegía a Al Qaeda y su fundador, Osama bin Laden, responsable de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos.
El presidente Joe Biden prometió que las agencias militares y de inteligencia seguirían la guerra contra los dos grupos yihadistas «más allá del horizonte», tras fuertes criticas por la decisión retirar a las fuerzas estadunidenses del país.
Biden utilizó esa expresión en referencia a la capacidad del ejército de Estados Unidos y la CIA para vigilar el país a través de aviones no tripulados operados desde lugares distantes y, cuando fuera necesario, usar drones para atacar objetivos, como lo hizo el 31 de julio cuando disparó dos cohetes que mataron a Ayman al-Zawahiri, el líder de Al Qaeda, en su casa en Kabul.
Pero hay pocas señales de que esa modalidad evite que los yihadistas vuelvan a hacer de Afganistán una base desde la cual llevar a cabo ataques en todo el mundo, como lo hizo Al Qaeda hasta 2001.
Para el general retirado Frank McKenzie, quien fue titular del Comando Central de Estados Unidos que supervisó las operaciones en Afganistán durante la retirada del año pasado, la presencia de Zawahiri en Kabul, controlada por los talibanes, ilustra lo difícil que es luchar contra los extremistas islámicos desde fuera del terreno.
«He dicho públicamente que las operaciones antiterroristas más allá del horizonte en Afganistán serían muy difíciles, pero no imposibles», dijo McKenzie en una entrevista reciente con la BBC. «Vamos a tener que seguir presionando, y eso va a ser muy difícil», agregó.
¿Un lugar más seguro?
El predecesor de McKenzie en el Comando Central, el general retirado Joseph Votel, estimó que el ataque contra Zawahiri revela que Estados Unidos tiene la capacidad de presionar a Al Qaeda y al EI desde fuera de Afganistán. Sin embargo, dijo a Voice of America: «Creo que no estamos en un lugar más seguro que antes».
Votel agregó que Estados Unidos debería estar preparado para regresar a Afganistán, como sucedió con Irak. «Espero que no, pero creo que tenemos que estar preparados para eso», señaló, aunque el Pentágono sostiene que no comparte esa preocupación.
«En este momento, en términos de planificación externa, de operaciones fuera de Afganistán, creo que estamos en una situación segura», dijo el portavoz del Pentágono, el general de brigada Pat Ryder.
«Absolutamente tenemos los medios para responder donde y cuando lo necesitemos, en todo el mundo, a cualquier amenaza», agregó.
Si bien no tener fuerzas dentro de Afganistán es «un desafío», «no es (…) insuperable», añadió Ryder.
El subsecretario de Defensa, Colin Kahl, dijo que la inteligencia estadunidense cree que tanto Al Qaeda como el brazo del EI en Afganistán tienen la intención de emprender ataques externos, incluso contra Estados Unidos, pero actualmente carecen de la capacidad para hacerlo.
Sin embargo, afirmó ante el Congreso que el EI podría desarrollar esa capacidad dentro de «seis o 12 meses».
Doug London, un exfuncionario de la CIA, dijo que «Estados Unidos descuida a Afganistán bajo su propio riesgo».
Ahora profesor en la Universidad de Georgetown, London escribió en el sitio web Just Security que, en lugar de depender por completo de la estrategia de drones más allá del horizonte, Washington necesita comunicarse más directamente con los talibanes.
«Siempre hay algo que ganar estando en el terreno y hablando con tus adversarios, independientemente de sus intenciones», concluyó.
LaJornada