Objeto de sospechas tras el aparente sabotaje a los gasoductos Nord Stream en el mar Báltico, Rusia contraatacó este miércoles, al abrir una investigación por “terrorismo internacional” y señaló implícitamente a Estados Unidos, que por su parte denunció una operación de “desinformación”.
“A partir de los elementos enviados por la Fiscalía General rusa, el órgano de investigación de los FSB (los servicios de seguridad rusos) abrió un caso criminal. Una investigación preliminar ha comenzado”, declaró la Fiscalía en un comunicado divulgado en Telegram, en el que recalcó el “grave perjuicio económico” sufrido por Rusia a raíz del incidente.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se reunirá el viernes a petición de Rusia para discutir sobre el presunto sabotaje.
Todavía hay muchas incógnitas en torno a esos escapes de gas pero en Suecia, cuyos servicios de inteligencia se encargan de investigar lo ocurrido, la hipótesis de un sabotaje deliberado parece confirmarse.
La Policía de Seguridad Sueca (SAPO) anunció que encabezará una investigación e indicó en un comunicado que “el motivo actual es sabotaje agravado”.
La víspera, Ucrania había denunciado un “ataque terrorista planificado” por Rusia “contra Europa”.
Por su parte, la diplomacia rusa acusó implícitamente a Estados Unidos, reclamando “respuestas” al presidente Joe Biden sobre la eventual implicación de su país en las fugas.
“El presidente estadunidense está obligado a responder a la pregunta de saber si Estados Unidos ejecutó su amenaza”, sostuvo la portavoz del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores, Maria Zajárova, en referencia a una declaración de Biden de febrero, cuando dijo que “si Rusia invade (Ucrania), entonces no habrá más Nord Stream 2”.
Pero la Casa Blanca replicó que es “ridículo” insinuar que Washington pueda estar detrás de los supuestos sabotajes.
“Todos sabemos que Rusia tiene un largo historial de difundir desinformación y lo está haciendo nuevamente aquí”, dijo Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó evitar que el gasoducto ruso Nord Stream 2 entrara en funcionamiento, pero no participó en ningún acto de sabotaje contra la infraestructura, aseguró por su parte, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
“El presidente dijo que (el Nord Stream 2) no comenzaría a operar y que trabajaríamos con Alemania en eso”, señaló Jean-Pierre consultada sobre declaraciones previas de Biden acerca del fin del Nord Stream 2 y las especulaciones sobre un sabotaje por parte de Estados Unidos, extremo que la funcionaria negó.
Explosiones a lo largo del oleoducto provocaron fugas que están siendo investigadas por las autoridades suecas, que no han descartado la posibilidad de una participación extranjera en el incidente.
De momento, la Unión Europea (UE) se limitó a advertir que cualquier posible ataque contra sus infraestructuras energéticas se enfrentará «a una respuesta robusta y unida», según las palabras del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
Según la información disponible, todo parece indicar que las filtraciones provocadas por explosiones son fruto de un «acto deliberado», señaló el responsable europeo en una declaración en nombre de los 27 Estados miembros del bloque.
Las dos tuberías Nord Stream han estado en el centro de un pulso geopolítico en los últimos meses. Están gestionadas por un consorcio formado por el gigante ruso Gazprom y grupos occidentales y no están operativas a causa de la guerra en Ucrania. Sin embargo, ambas estaban llenas de gas.
El gasoducto Nord Stream 2, terminado en 2021, debía doblar la capacidad de exportación de Rusia a Alemania. Pero su puesta en marcha quedó suspendida por las represalias occidentales contra Moscú a raíz de la invasión de Ucrania.
Los escapes alejan la perspectiva de que el suministro de gas a Europa a través del Nord Stream 1 se reanude próximamente. Gazprom fue reduciendo los volúmenes de gas abastecido a Europa hasta que, a finales de agosto, cerró el ducto, alegando que las sanciones occidentales habían retrasado unas reparaciones necesarias en la instalación.
Los europeos, muy dependientes del gas ruso, acusan por su parte a Moscú de utilizar el suministro para hacer presión.
LaJornada