Obispos presentes en el funeral de Benedicto XVI han resaltado la sobriedad de la ceremonia y lo apropiado de la liturgia, en un papa que prestaba especial atención al significado profundo de la liturgia. Así, en declaraciones a Europa Press al concluir la ceremonia, el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha subrayado que el funeral «ha sido digno y profundo». «Un entierro no es para ir lanzando cohetes, sino para ir interiorizando el gran misterio de la resurrección de Jesús», ha subrayado.
En este sentido, ha afirmado que «ha sido un contexto realmente orante». «Era lo que siempre pedía Benedicto XVI, que la liturgia nos lleve al misterio, no sea folklore. Y aquí hemos vivido el misterio de Cristo, expresado en una liturgia, que Ratzinger amaba tanto. Respetuosa, profunda y con símbolos», ha añadido.
El cardenal Omella ha destacado de las palabras del papa Francisco que «ha situado en el camino que era el de Benedicto». «Vamos camino a la casa del Padre, somos testigos de una buena noticia que es la de Jesús, y testigos de esperanza», comenta.
A su juicio, si pudiese resumir la vida de Benedicto, en una palabra, esa sería «esperanza». «Y el Papa nos ha dado hoy ese grito de esperanza desde el evangelio. En sus palabras hoy ha hablado de esperanza, acogida y misericordia. Y teniendo la idea de que seamos testigos aquí, no podemos vivir desencarnados de este mundo», ha recalcado.
Por su parte, el cardenal español Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, también ha comentado a Europa Press que su «sensación» es que el Señor les acompaña y que el Papa Benedicto «goza de Él en el cielo». Además, ha valorado el trabajo de Joseph Ratzinger como predecesor suyo largos años al frente de la Congregación.
Otro español con un cargo en la Curia romana, Luis Marín de San Martín, ha hecho notar que, en la homilía, el Papa ha reflejado algo fundamental en el mensaje de Benedicto: «la centralidad de Cristo». «Toda la vida cristiana, toda la labor teológica de Joseph Ratzinger tiene a Cristo como eje», ha añadido el subsecretario del Sínodo de los Obispos. La ceremonia ha sido muy digna. El fuego estaba en los corazones de los asistentes, no en la temperatura», ha señalado, en referencia a la mañana desapacible que han vivido los miles de fieles presentes en la ceremonia.
Marín de San Martín ha señalado que «Benedicto era un hombre discreto, sencillo, humilde, pero con el fuego de Cristo en el corazón». «Creo que todos los que hemos participado tenemos a Cristo en el corazón y hemos vivido un momento muy intenso, de sólida espiritualidad, no hecho tanto de fuegos artificiales sino de vivencia, como ha sido toda la vida de Joseph Ratzinger», ha resumido.
Mientras, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, otro de los eclesiásticos españoles presentes en la despedida a Benedicto XVI, ha coincidido en que la homilía del Santo Padre le ha parecido «realmente hermosa, profunda, con los elementos que identifican al pastor entregado a su Iglesia». «Ha partido del Evangelio, hablando del cuidado del pueblo de Dios. Me ha gustado mucho y la encuentro muy acertada», ha asegurado.
Para el arzobispo de Burgos, la ceremonia ha reflejado el espíritu del papa Benedicto, en el sentido de que ha sido «sobria, profunda y bella, con un clima de agradecimiento y respeto muy significativo». «El Papa Benedicto, en ese cuidado de la liturgia, en esa vivencia de la liturgia es hoy lo que hemos vivido de forma sencilla y solemne. Toda la plaza estaba en esa sintonía de agradecimiento a Dios por la vida y magisterio del papa emérito», ha destacado.
Iceta también ha manifestado que esta ceremonia suponía para él «acompañarle en este último paso en su camino en la tierra». «A mí fue Benedicto XVI quien me nombró obispo, he seguido muy de cerca su magisterio y pienso que era una muestra de cariño y de agradecimiento a Dios por el gran don que ha supuesto su vida y el cuidado de la iglesia durante ocho años como Papa y su inmensa entrega a la Iglesia como sacerdote, como teólogo, como profesor –ha apuntado–. Ha sido una vida plenamente entregada al Señor, con fidelidad, humildad y sencillez».
Además, considera que «intelectualmente ha sido un gigante del pensamiento» y un referente para conocer el pensamiento de la segunda mitad del siglo XX y del XXI. En este sentido, ve en Ratzinger «méritos para ser declarado doctor de la Iglesia». «Sus enseñanzas han sido amplias y profundas, y de encuentro y diálogo con la cultura contemporánea. No es un pensamiento atemporal, sino que responde a los desafíos que hoy vive el mundo. Es de una altura teológica y de pensamiento extraordinaria», ha asegurado.
En este sentido, el cardenal italiano Claudio María Celli, presidente del Consejo para las Comunicaciones Sociales, ha destacado su agradecimiento al papa emérito, pues fue el hombre que le llamó a la comunicación». «Me entregó esta tarea: cuando lanzó el primer tuit en el mundo quiso que yo estuviese a su lado. Era muy consciente y muy sabio en saber que había que hablar con la gente en el lenguaje de hoy, en el mundo de las comunicaciones digitales.
Era un hombre de gran sabiduría, que ha sabido guiar a la Iglesia y acompañarla y en este tiempo último, acompañarla con su presencia y oración. Es el testimonio de un hombre fiel a su palabra», ha declarado.
El también cardenal italiano Fernando Filoni, gran mestre de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, ha destacado que ha sido una homilía «cristológica», muy acorde a la celebración que se estaba viviendo. «Creo que es muy hermoso lo que ha dicho de estar en manos de Jesús crucificado, que le acoge. Este aspecto espiritual es muy significativo, más aún en el contexto de lo que significa realmente la muerte de un hombre que ha hablado mucho de Jesús, y que ahora va a su encuentro», ha subrayado.
Por su parte, el uruguayo Guzmán Carriquiry ha coincidido en que «ha sido una ceremonia solemne, sencilla». «Llamaba la atención el clima de silencio y oración durante toda la ceremonia», ha precisado. Carriquiry, laico uruguayo que fue vicepresidente de la Comisión para América Latina y del Consejo para los Laicos, al término de la misa funeral por Benedicto XVI, ha señalado que se encontraba «agradecido al papa emérito y conmovido».
«Teníamos una amistad personal. Nos conocía, sabía el nombre de nuestros hijos Será un doctor de la Iglesia, porque ha sabido conjugar la tradición con la novedad, introducirnos en el gran misterio de la fe. Y hemos experimentado la relación de continuidad entre su magisterio y el del Papa Francisco», ha conlcuido.
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