La policía anunció este domingo que prácticamente terminó de evacuar a los activistas concentrados en un pueblo abandonado de Alemania para protestar contra la expansión de una mina de carbón a cielo abierto, un día después de una manifestación que dejó decenas de heridos.
El sábado, se organizó una marcha contra la expansión de una mina de carbón a cielo abierto en Lützerath (oeste), a la que asistió la joven ecologista sueca Greta Thunberg y que terminó en enfrentamientos entre policía y manifestantes.
Según los organizadores, unas 35.000 personas participaron en la protesta, en tanto la policía afirmó que asistieron unas 15.000.
La marcha se había organizado en apoyo a los 300 activistas que ocupaban el lugar, abandonado, y que este domingo ya había sido desalojado, al término de una operación de evacuación que empezó el miércoles, según informó la policía.
«Ya no quedan más activistas en el área de Lützerath», indicó la policía este domingo.
Este domingo, una portavoz de los organizadores de la protesta, Indigo Drau, acusó a la policía de haber ejercido «violencia pura» contra los manifestantes, que fueron golpeados «sin control» por los agentes, principalmente en la cabeza.
El colectivo Lützerath lebt! [¡Lützerath vive!] mencionó decenas de heridos entre los activistas, debido a mordeduras de perro y cañones de agua.
Al menos 20 activistas fueron trasladados al hospital, declaró Birte Schramm, un socorrista.
Por su parte, la policía afirmó que cerca de 70 agentes fueron heridos en los enfrentamientos, y que se emprendieron acciones legales contra unas 150 personas.
«Nos atacaron con proyectiles, piedras, barro, petardos», declaró un portavoz de la policía, Andreas Müller, este domingo a la AFP.
«Esto no encaja en el marco de una manifestación pacífica», señaló, insistiendo en que varios vehículos de la policía también resultaron dañados durante la protesta.
La mina, una de las más grandes de Europa, es operada por la empresa energética RWE.
El Ejecutivo alemán considera necesaria la extensión de la mina para garantizar la seguridad energética de Alemania tras la interrupción del suministro de gas ruso.
Los detractores del plan rechazan este argumento y alegan que las reservas actuales de lignito son suficientes.
LaJornada