La mañana de este jueves fue sepultado en su natal Santiago Apóstol, en el distrito de Ocotlán, Marciano Martínez Jiménez de 50 años, uno de los dos migrantes oaxaqueños que fueron víctimas de un tiroteo en la localidad de Half Moon Bay en el condado de San Mateo, California ocurrido el 23 de enero.
Este miércoles arribaron a Oaxaca los restos mortales de José Romero Pérez de 38 años y originario de San Francisco Ozolotepec, municipio de la Sierra Sur y el de Martínez Jiménez, a quien familiares y amigos organizaron este jueves una misa de cuerpo presente en Santiago Apóstol, municipio ubicado a 32 kilómetros de la capital del estado, tras lo cual fue sepultado en el panteón municipal.
Acompañado de música de banda, Marciano Martínez fue llevado al campo santo de esta localidad zapoteca, donde uno a uno, familiares y amigos se despidieron de él, con un clavel blanco fueron arrojándole agua bendita, algunos un puño de tierra, esto mientras otros realizaban una plegaria.
Marciano, hombre de 50 años se marchó de su hogar hace 27 años en busca del sueño americano, radicando en California donde llegó a la gerencia de una granja agrícola y formó una familia, fue despedido con el Dios Nunca Muere, canción conocida como el himno de los oaxaqueños.
Raúl Rodríguez, amigo de Marciano Martínez desde hace una década lamentó el deceso del oaxaqueño, señaló que en los Estados Unidos si bien hay muchas libertades, incluida la de portación de armas, esto no significa que no se deba tener un mayor control en este tema y así evitar más incidentes de este tipo, que costaron la vida a dos oaxaqueños y un grupo de migrantes originarios de China.
Señaló que el oaxaqueño era una persona honorable y muy trabajadora, pues no solo laboraba de gerente, sino también tenía un negocio propio de mudanzas, aseguró que en la comunidad de Half Moon Bay todos están de luto por la pérdida de Marciano, quien era una persona que siempre apoyaba a la gente de manera desinteresada.
LaJornada