- El Juglar de la Red
- Por Rafael Cano Franco
En Sonora, luego de la persecución cristera llegó a gobernar Rodolfo Elías Calles (1931-1934), hermano de Plutarco; Rodolfo era un feroz anticlerical, “come curas” y anticatólico convencido de que la religión era el opio de los pueblos. El obispo católico era Juan Navarrete y Guerrero, quien había enfrentado la persecución del gobierno en contra de los católicos escondido en la sierra sonorense.
Era ineludible que tanto el gobernador Rodolfo Elías Calles y el obispo Juan Navarrete debían coincidir en algún evento de la sociedad hermosillense y así sucedió: El Obispo Navarrete al ver llegar al gobernador Elías Calles acudió a saludarlo como una muestra de educación y de buenos oficios.
Cuando Elías Calles vio el gesto y la mano extendida del Obispo exclamó elevando la voz para que todos lo escucharán; –“¡yo no saludo a cabrones!”.
Don Juan Navarrete no se inmutó, le tomó la mano y se la estrecho al mismo tiempo que le respondía, también elevando la voz: –“¡pero yo sí!”.
Viene al caso la historia porque algo similar sucedió entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el periodista Carlos Loret de Mola. Luego de que el periodista denunciara una entramada red de amigos de Andrés López Beltrán, hijo del presidente, que medran con contratos del gobierno federal; el presidente le respondió con una especie de apuesta: medir las propiedades que tiene cada familia, la del Presidente y la del periodista, para luego intercambiarlas, esto para precisar que Carlos Loret de Mola tiene muchos más bienes que los del Presidente y sus hijos.
El periodista respondió con una solicitud de entrevista periodística al presidente y entonces AMLO contestó: “¡No lo quiero ver, es un hampón, me reservo el derecho de admisión, no puedo reunirme con bandoleres, con malandros!”.
El periodista respondió como en su momento lo hizo el obispo Juan Navarrete: “mi trabajo es entrevistar malandros” y al mismo tiempo ratificó su solicitud de entrevista.
No es un secreto la inquina que AMLO tiene contra Loret de Mola. Cuando le cuestionaron sobre los viajes que hizo la familia del general Luis Crescencio Sandoval a Italia, con gastos millonarios pagados con dinero del presupuesto de la SEDENA, el presidente López Obrador atajó los cuestionamientos con: –“¿Y Carlos Loret?”
Con ello pretendía comparar los viajes que ha realizado el periodista, algunos con motivo de trabajo, otros de placer, pero no pagados con dinero del presupuesto gubernamental con las giras de placer del General Secretario de la SEDENA.
Y es que al presidente López Obrador se le indigesta la prensa crítica, aquella que no asume como verdad sus “otros datos” y los compara, investiga y expone las falsedades a las que es muy proclive AMLO.
Desde el púlpito de la mañanera, el Presidente no duda ni titubea cuando se trata de endilgar epítetos o calificativos contra los medios de comunicación o los periodistas que no son proclives a halagarlo o echarle ínfulas.
López Obrador se dice el presidente de la República más atacado por los medios de comunicación en la historia de México. Pero resulta que eso tampoco es verdad, lo que sí es real es que él es el Mandatario que más calificativos negativos le aplicó a la prensa y es quien más la atacó y la hostigó.
El caso más reciente sucedió en Nuevo León; a su llegada a esa entidad fue interpelado por un reportero de periódico “Reforma” que le preguntaba sobre el funcionamiento de la refinería de Cadereyta.
Cuando AMLO se enteró de que aquel reportero trabajaba para “Reforma” no solamente no respondió el cuestionamiento, tomó el camino de la descalificación y del insulto: “es un medio al servicio de los conservadores, mentiroso y corrupto”.
Y esto solamente deja de manifiesto que en la historia de México, nunca un presidente se había comportado tan intolerante con la crítica, había sido tan agresivo con los periodistas que lo cuestionan y había utilizado un discurso de odio en lugar de responder con argumentos cuando lo increparon.
Ahora, tanto ataque contra algunos periodistas o medios en particular, lo único que ha generado es aumentar sus audiencias y darles la categoría de “opositores de alto nivel”, eso les ayudó a estar vigentes y les generó un posicionamiento envidiable y sin necesidad de reunirse con el Presidente.