El diputado Omar Bazán Flores mencionó que la educación emocional ha sido abordada por décadas y su definición se centra en que es un complemento indispensable para el desarrollo del pensamiento.
Consideró que no solo se enfoque en el conocimiento o en la adquisición de él sino en proporcionar las herramientas esenciales para un desarrollo equilibrado a lo largo de la vida.
«En la actualidad debemos ir avanzando en una educación que aborde no solo los nuevos mecanismos de enseñanza aprendizaje sino que vayan cerrando la brecha del atraso que dejó la pandemia», dijo.
Investigadores coinciden que el atraso de la pandemia por covid dejó entre 2 y 3 años de rezago educativo que el nivel federal ha sido omiso en remediar.
Una de las partes fundamentales para ir combatiendo este rezago aunque el problema es multisectorial, es ir integrando en el contexto educativo la educación emocional principalmente en etapas tempranas.
El modelo actual se ha enfocado a enseñar a los estudiantes emociones básicas, pero en mi propuesta es proporcionar herramientas para abordar la complejidad de los sentimientos propios y de los demás.
Será fundamental la formación de los docentes, por eso he propuesto adicionar un importante enfoque en la ley Estatal de educación.
La adicción sería la siguiente:
Artículo 8. La educación que impartan el Estado, los municipios, los organismos descentralizados y los particulares con autorización o reconocimiento de validez oficial de estudios tendrá, además de los fines establecidos en el segundo párrafo del artículo 3° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los siguientes:
I.- al XXVI.- ….
XXVII.- Promover mecanismos enfocados a la educación emocional, como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, y les proporcionen herramientas para un desarrollo integral en su vida futura.
La educación emocional se define como la capacidad para reconocer, comprender y gestionar las propias emociones y las de los demás.
Al incorporar esta dimensión en el proceso educativo, se crea un entorno propicio para el crecimiento personal y social de los estudiantes.
Este enfoque va más allá de la mera acumulación de conocimientos, abordando la esfera emocional como un componente fundamental de la experiencia humana.
Uno de los aspectos más cruciales de la educación emocional es su capacidad para cultivar la inteligencia emocional, que comprende habilidades como la empatía, la autoconciencia y la gestión emocional.
Estas habilidades no solo contribuyen al bienestar individual, sino que también son fundamentales para establecer relaciones saludables y productivas en la sociedad.
Al promover mecanismos enfocados en la educación emocional, dotamos a las generaciones futuras con las herramientas necesarias para afrontar la complejidad de la vida con resiliencia, empatía y un sentido profundo de bienestar.
Este enfoque no solo transforma la experiencia educativa, sino que también contribuye a la formación de ciudadanos capacitados para enfrentar los retos y contribuir positivamente a la sociedad.
Algunas estrategias y enfoques que podrían ser útiles para implementar este tipo de educación:
Incorporar la educación emocional en el currículo escolar:
• Desarrollar programas de estudio que incluyan aspectos de inteligencia emocional desde las primeras etapas de la educación.
• Integrar lecciones específicas sobre habilidades emocionales en asignaturas como ética, psicología, o incluso incorporar módulos específicos de educación emocional.
Formación de docentes:
• Proporcionar a los docentes formación especializada en educación emocional para que puedan integrar estos conceptos de manera efectiva en su enseñanza.
• Facilitar talleres y programas de desarrollo profesional que les permitan adquirir habilidades para fomentar el bienestar emocional de los estudiantes.
Promover un entorno escolar positivo:
• Fomentar la empatía y la tolerancia en el ambiente escolar.
• Implementar programas de resolución pacífica de conflictos que enseñen a los estudiantes a manejar las emociones en situaciones difíciles.
Actividades prácticas y vivenciales:
• Organizar actividades prácticas que permitan a los estudiantes experimentar y expresar sus emociones de manera saludable.
• Incluir ejercicios de mindfulness, meditación o yoga en la rutina escolar para promover la conciencia emocional.
Involucrar a los padres:
• Realizar sesiones informativas y talleres para padres sobre la importancia de la educación emocional.
• Proporcionar recursos y estrategias para que los padres puedan apoyar el desarrollo emocional de sus hijos en casa.
Utilizar tecnología educativa:
• Incorporar recursos tecnológicos como aplicaciones y plataformas interactivas que ayuden a los estudiantes a comprender y gestionar sus emociones.
• Facilitar el acceso a recursos en línea que aborden temas de inteligencia emocional de manera lúdica y educativa.
Evaluar el progreso:
• Implementar herramientas de evaluación que midan no solo el rendimiento académico, sino también el bienestar emocional de los estudiantes.
• Realizar seguimientos regulares para identificar áreas de mejora y ajustar los programas según sea necesario.