En el tranquilo complejo habitacional de Toei Kirigaoka, al norte de Tokio, se está gestando un fenómeno preocupante. Con un 60% de residentes mayores de 65 años, este enclave urbano está experimentando lo que se ha denominado como un «pueblo marginal», una tendencia que refleja los desafíos del envejecimiento de la población y la disminución de la natalidad en Japón.
Construido en la década de 1950 durante el auge del «Milagro Japonés», este complejo solía ser un bullicioso centro de actividad, pero con el tiempo ha experimentado un cambio demográfico drástico. Ahora, la mayoría de los residentes son ancianos, y muchos de los locales comerciales han cerrado, dejando un paisaje urbano sombrío.
Sin embargo, el Gobierno Metropolitano de Tokio está interviniendo con planes de renovación urbana para revitalizar el área. Los edificios en ruinas están siendo reconstruidos, y se están implementando mejoras ambientales, como parques, con la esperanza de atraer a nuevos inquilinos jóvenes y revitalizar la comunidad.
Aunque la situación actual puede parecer sombría, los expertos ven un potencial de crecimiento y renovación en estas comunidades urbanas marginales si se implementan estrategias efectivas de gestión urbana. Sin embargo, advierten que el número de «pueblos marginales» podría aumentar en los próximos años a medida que continúen las tendencias demográficas actuales en Japón.