La guerrilla izquierdista del Ejército de Liberación Nacional (ELN) solicitó una reunión extraordinaria con el Gobierno de Colombia en Venezuela asegurando que la negociación de paz enfrenta un congelamiento que lo mantiene en estado crítico, dijeron fuentes gubernamentales y del grupo rebelde.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, restableció a finales del 2022 una negociación con esa guerrilla, fundada en 1964 por sacerdotes católicos radicales, como parte de sus esfuerzos por alcanzar una paz total y acabar un conflicto de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos.
En seis ciclos de conversaciones las partes acordaron un cese bilateral al fuego, la creación de un fondo de multidonantes para financiar el proceso, al tiempo que la guerrilla se comprometió a suspender los secuestros económicos.
«En vista del congelamiento en que ha sumido este proceso la doble política de paz del Gobierno, no encontramos condiciones suficientes para realizar los acostumbrados ciclos de conversaciones de nuestra delegación con los representantes del Gobierno Nacional», dijo el ELN en una carta enviada el lunes a Vera Grabe, jefe de la delegación gubernamental.
«Por el crítico estado de esta mesa le proponemos que invitemos a esta reunión extraordinaria a delegados de los países garantes para que ejerzan su función de ayuda a las dos partes», precisó la comunicación.
De inmediato no se produjo ninguna reacción de la delegación del Gobierno a la carta del ELN que propuso la reunión, a la que asistiría su máximo comandante Antonio García, a partir del próximo viernes 12 de abril.
El último ciclo de diálogos se realizó en La Habana. La negociación cuenta con el apoyo de México, Noruega, Venezuela, Cuba, Brasil y Chile como países garantes.
El ELN, considerado una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, tiene unos 5.850 integrantes, incluidos más de 3.000 combatientes, según fuentes de seguridad.
Las negociaciones de anteriores gobiernos con el ELN, acusado de financiarse del secuestro, la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal, no avanzaron por sus posiciones radicales, una cadena de mando difusa y disensos en sus filas.
Reuters