Con el objetivo de avanzar en el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, es importante garantizarles espacios seguros en aquellos que sean acceso generalizado y de libre tránsito donde se han reportado ataques en razón de género, externó el diputado Omar Bazán Flores.
«Me refiero específicamente de espacios públicos ofrecen lugares donde las mujeres pueden encontrarse, socializar, ejercitarse y participar en actividades recreativas y culturales», dijo.
En una iniciativa reciente, propuse para ello que la autoridad correspondiente tenga especial cuidado en mantener áreas públicas bien iluminadas, con diseños inclusivos y medidas de seguridad adecuadas, que ayudan a crear entornos donde las mujeres se sienten cómodas y protegidas, esto también inhibe situaciones de violencia.
El mantenimiento a la infraestructura, es decir, tener espacios bien conservados es vital en la prevención de la violencia de género al facilitar la visibilidad y el control social, así como al promover valores de respeto, igualdad y tolerancia en la comunidad.
Si la autoridad trabaja en atender la seguridad en cualquier entorno, garantizamos su bienestar permitiéndoles vivir libres de violencia y disfrutar plenamente de su entorno.
La importancia de lo anterior, radica en que aún persiste el acoso sexual y otras formas de violencia sexual en los espacios públicos, tanto en entornos urbanos como rurales.
Las mujeres y niñas sufren y temen diferentes tipos de violencia sexual en espacios públicos, desde comentarios y gestos desagradables de índole sexual hasta la violación y el feminicidio. Sucede en las calles, en el transporte público, las escuelas, los lugares de trabajo, los aseos públicos, los puntos de distribución de agua y alimentos y los parques, así como en las inmediaciones de todos estos lugares.
Esta realidad reduce la libertad de circulación de las mujeres y niñas. Limita su capacidad de participar en la educación, el trabajo y la vida pública. Dificulta su acceso a servicios esenciales y el disfrute de actividades culturales y recreativas, afectando negativamente a su salud y su bienestar.
Pese a que hoy en día existe un amplio reconocimiento de que la violencia contra mujeres y niñas en el ámbito privado y en el lugar de trabajo supone una violación de los derechos humanos, a menudo se pasa por alto el acoso sexual y otras formas de violencia contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos.
Si entendemos que los espacios públicos y abiertos pueden ser el centro neurálgico de las comunidades, caeremos en cuenta que su cuidado es fundamental para tener orden en una ciudad.
Por ello insistimos que si avanzamos en infraestructuras más inteligentes en parques, como, por ejemplo, una iluminación adecuada y buena visibilidad, vías para peatones, así como espacios abiertos influye considerablemente en la mejora de la seguridad de las personas que visitan los parques.
En resumen, destinar áreas públicas para el uso colectivo y libre tránsito es una estrategia clave para crear entornos seguros, inclusivos y libres de violencia para las mujeres.
Es fundamental que estas áreas se planifiquen y gestionen de manera participativa, teniendo en cuenta las necesidades y preocupaciones específicas de las mujeres, para garantizar su pleno disfrute y beneficio para toda la comunidad.