El misterio que durante décadas ha rodeado a la «maldición del faraón» de Tutankamón, la cual se asocia con la muerte de varios individuos tras la apertura de su tumba en 1922, parece haber sido resuelto. Un estudio realizado por el científico Ross Fellowes propone una explicación biológica a las muertes: el envenenamiento por radiación.
Según la investigación de Fellowes, la tumba del faraón egipcio contenía elementos naturales con altos niveles de uranio y desechos tóxicos. Al exponerse a estas sustancias tras la apertura de la tumba, las personas presentes habrían sufrido envenenamiento por radiación, lo que explicaría la aparición de ciertos cánceres, como el que acabó con la vida del arqueólogo Howard Carter, quien ingresó por primera vez a la cámara funeraria.
Cabe recordar que al momento del descubrimiento, la tumba del faraón contenía un texto que advertía sobre «muerte por una enfermedad que ningún médico puede diagnosticar» a cualquiera que perturbara sus restos. Sin embargo, el estudio de Fellowes demuestra que la «maldición» era real, pero de naturaleza biológica y no sobrenatural como se había sugerido anteriormente.
Evidencia científica de la «maldición»
El estudio de Fellowes se basa en la siguiente evidencia:
Muertes por enfermedades: Howard Carter, quien ingresó a la tumba en 1922, murió en 1939 por un ataque cardíaco tras una larga batalla contra el linfoma de Hodgkin, un cáncer que afecta el sistema inmunológico. Se ha sugerido que el envenenamiento por radiación pudo haber contribuido a su enfermedad.
Muerte por envenenamiento de la sangre: Lord Carnarvon, otro de los hombres que entró a la tumba, falleció por envenenamiento de la sangre solo cinco meses después del descubrimiento.
Otros incidentes: Poco después de la apertura de la tumba, se produjo un corte de energía en El Cairo, apagando todas las luces de la ciudad. Además, varios miembros del equipo de excavación murieron por causas diversas como asfixia, derrames cerebrales, diabetes, insuficiencia cardíaca, neumonía, envenenamiento, malaria y exposición a rayos X.
Inscripciones y hallazgos arqueológicos: Inscripciones en otros entierros de Egipto sugieren que los antiguos egipcios conocían las toxinas presentes en ciertos materiales. Además, se han detectado altos niveles de radiación en las ruinas de tumbas del Reino Antiguo en Giza y Saqqara.
Un descubrimiento que reescribe la historia
El estudio de Ross Fellowes no solo resuelve el misterio de la «maldición del faraón», sino que también nos brinda una nueva perspectiva sobre las prácticas funerarias del antiguo Egipto. Es probable que los antiguos egipcios utilizaran intencionalmente sustancias tóxicas para proteger sus tumbas de intrusos, una medida extrema para garantizar la paz eterna de sus faraones.
La tumba de Tutankamón: Un tesoro histórico
La tumba de Tutankamón, descubierta en 1922, es considerada una de las más lujosas de la historia. Llena de objetos preciosos y obras de arte, la tumba nos ofrece una ventana única a la vida y la cultura del antiguo Egipto. El descubrimiento de la tumba fue un evento crucial para la arqueología y continúa fascinando a personas de todo el mundo.
Un recordatorio de los peligros del pasado
El estudio de Fellowes también nos recuerda los peligros que pueden representar algunos materiales antiguos. Es importante que los arqueólogos y conservadores tomen las medidas de precaución necesarias al manipular objetos históricos para protegerse a sí mismos y a los demás de posibles riesgos para la salud.
La «maldición del faraón» ha dejado de ser un misterio y ahora se entiende como una consecuencia real de la exposición a sustancias tóxicas presentes en la tumba. El estudio de Ross Fellowes no solo nos brinda una explicación científica a las muertes asociadas con la apertura de la tumba, sino que también nos ofrece una nueva perspectiva sobre las prácticas funerarias del antiguo Egipto y los peligros que pueden representar algunos materiales históricos.