La guerra entre Rusia y Ucrania sigue escalando a niveles peligrosos, con los misiles ATACMS de fabricación estadounidense como un nuevo frente de conflicto. En los últimos días, la región fronteriza rusa de Kursk, que ha estado parcialmente ocupada por las fuerzas ucranianas desde agosto, ha sido el escenario de nuevos ataques, y la respuesta de Moscú no se ha hecho esperar.
El 23 de noviembre de 2024, las fuerzas ucranianas lanzaron un ataque a las instalaciones militares rusas en Kursk, utilizando misiles ATACMS de largo alcance. Estos misiles, provistos por Estados Unidos, son capaces de alcanzar objetivos estratégicos a distancias considerables, lo que aumenta la amenaza que enfrentan las fuerzas rusas. Según el Ministerio de Defensa de Rusia, tres de los cinco misiles lanzados fueron interceptados por la defensa aérea rusa, pero dos de ellos alcanzaron sus objetivos, lo que provocó la herida de dos soldados rusos y daños a un radar militar.
El 25 de noviembre, otro ataque con misiles ATACMS golpeó el aeródromo Kursk-Vostochny. De nuevo, los sistemas de defensa antiaérea de Rusia lograron interceptar la mayoría de los misiles, pero el daño ya estaba hecho: la tensión en la región se incrementó aún más.
En un comunicado oficial, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que está «monitoreando la situación» y que prepara una respuesta, aunque no especificó cuándo ni cómo ocurriría. El Kremlin ha sido claro al advertir que, en caso de nuevos ataques, habrá represalias. La escalada de la guerra, ahora con el uso de misiles de largo alcance, refleja un cambio en la dinámica del conflicto, con ambos bandos probando nuevas estrategias militares.
Aunque no es común que Rusia reconozca públicamente la efectividad de los ataques enemigos, en este caso lo hizo, lo que subraya la seriedad de la amenaza. La respuesta rusa podría incluir más ataques de misiles, probablemente dirigidos a las infraestructuras clave de Ucrania, que ya han sido objeto de constantes bombardeos por parte de las fuerzas rusas desde el inicio del conflicto.
Este no es el primer uso de misiles ATACMS en el conflicto, pero sí marca un hito importante, ya que es la primera vez que Ucrania lanza un ataque directo con estos misiles en territorio ruso. El uso de estos misiles, junto con los misiles británicos Storm Shadow, demuestra un cambio en la estrategia de Kiev, respaldado por Estados Unidos y el Reino Unido, quienes han autorizado el uso de estos poderosos armamentos.
Por su parte, Rusia ha respondido con ataques de misiles balísticos, incluyendo el misil hipersónico Orechnik, que fue disparado contra una planta militar ucraniana en Dnipro el 21 de noviembre. Este misil, capaz de portar ojivas nucleares, es una de las armas más avanzadas de Rusia y subraya la gravedad del conflicto en curso.
En el contexto de estos ataques, surge una nueva incertidumbre. Con las elecciones presidenciales en Estados Unidos acercándose, muchos temen que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca pueda modificar la postura de Estados Unidos hacia Ucrania. Durante su mandato, Trump adoptó una postura más ambigua hacia el conflicto, sugiriendo que podría reducir el apoyo militar a Ucrania en favor de una negociación con Rusia. Esto ha generado preocupaciones en Kiev y en los países occidentales de que un posible acuerdo de paz entre Moscú y Washington podría significar el fin del apoyo militar a Ucrania.
Mientras tanto, Ucrania continúa resistiendo, pero la guerra está cobrando un precio cada vez mayor. El ejército ucraniano, agotado después de meses de combates intensos, ha cedido terreno ante las tropas rusas, que siguen siendo más numerosas y mejor armadas. Además, la campaña de Rusia contra las instalaciones energéticas de Ucrania ha dejado a millones de ucranianos sin electricidad, una táctica que busca desmoralizar a la población civil.
A medida que la guerra se intensifica, la comunidad internacional observa con preocupación la escalada de tensiones. La amenaza de un conflicto global más amplio está presente, y la situación podría empeorar si las potencias mundiales no logran encontrar una solución diplomática. La respuesta de Rusia a los ataques con misiles ATACMS y el futuro de las relaciones entre Ucrania, Rusia y Occidente seguirán siendo claves en el desarrollo de esta guerra que amenaza con cambiar el equilibrio mundial.
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