El consejero de la judicatura Luis Villegas Montes publicó en sus redes sociales el pasado fin de semana, una serie de reflexiones, en donde responde a sus acusadores, quienes lo responsabilizan de influir en el proceso de elección de juzgadores locales.
Asimismio reveló que circula un audio donde se le señala injustamente de manipación del proceso.
Todo es una campaña de desprestigió, afirmó.
HBMNoticias.com, reproduce textualmente lo escrito por el magistrado Villegas en su espacio unareflexionpersonal.wordpress.com
Como es frecuente en la biografía de este pobre e inocente escribidor, por azares del destino, de vez en cuando me agarran de su puerquito (ya ven que no hay materia), me tunden como piñata (¿a poco no parezco?) y me dan hasta por debajo de la lengua.
Las campañas de descrédito orquestadas en mi contra no son nada nuevo en mi oronda vida y si no rebuzné antes es porque estaba yo muy ocupado evitando los madrazos, pero ya ven, al final del día quedé como santo Cristo, pues un día sí y otro también, eché en falta un tóper, o sea, me dieron hasta para llevar.
Como cantaría el grupo Intocable: “¿Y todo para qué?”, pus no sé. No sé, sólo puedo imaginar.
Imagino que el audio que anda circulando por ahí es de algún baboso sin oficio ni beneficio que abrió el hocico en un intento por desprestigiarme. Pobre imbécil, no sabe que estoy más desprestigiado que político morenista y que en letra de molde me han acusado de todo, con razón o sin ella, a cada rato, en distintos medios y de lunes a viernes —porque los fines de semana son días de guardar—.
Imagino que darle alas al mentado audio fue la inteligente estrategia —y la única ocurrencia a su alcance— que pergeñó alguien que se cree una mente maestra de la conspiración, pero que se sabe tan chiquita, tan mísera, tan chata y tan rabona, que estima indispensable utilizar el viejo truco de la “caja china”, para desviar la atención de sus yerros, faltas y equívocos; y decidió agarrarme de chivo expiatorio (quizá por mi nuevo look).
Imagino que quien hizo circular el audio está tan cargado de mala leche y tan mala fe, que no tarda en salirle —debajo de la uña, del dedo gordo, del pie izquierdo— un cáncer del tamaño de un refrigerador. En un intento desesperado por hacer daño y bloquear cualquier aspiración legítima, o ilegítima, de quien esto escribe, no dudaron en darle alas a un infundio porque, para variar, editan mi discurso para hacerme decir cosas que no dije.
Porque públicamente les voy a decir lo que sí he dicho o por lo menos, en lo que sí creo: estimo que existe mucha incertidumbre en el proceso de implementación de la reforma judicial; que nadie sabe lo que va a pasar; y que nadie se ha molestado en informar a cabalidad cuanto está ocurriendo; que algunos están más ocupados en ver cómo salvan el pellejo, mientras a los demás se los lleva el carajo. Que muy pocos están pensando en el Poder Judicial, y que ven a éste como si sólo fuera un asunto de jueces y magistrados, cuando se trata de una gran familia de más de cuatro mil almas que trabajan en distintas áreas y son los que lo hacen fuerte, grande y digno. No, no hay en él, dentro de él, empleados de primera o segunda categoría o, por lo menos, no debería haberlos.
Como escribí hace unos pocos días: “Porque quien salga nominado por un comité de evaluación, supere la prueba de la tómbola y obtenga algunos miles de votos en su favor, todavía tendrá que ser del género correcto.
Es decir, superados todos estos obstáculos, falta que el candidato tenga la buena suerte de que el primer lugar de la categoría en la que participa, le sea propicio, porque puede ocurrir que, aunque tenga un gran número de votos, éstos no le sean útiles por razones de la paridad absoluta […] En conclusión, señoras, señores, el proceso en puerta está marcado por la incertidumbre, con una única excepción: el gobierno del Estado de Chihuahua les va a responder” y de eso se trata, de trabajar para sacar al buey de la barranca (y no a este güey del Consejo de la Judicatura).
Por que sí, mientras algunos estamos ocupados en ver cómo y qué hacemos en este trance amargo que irresponsablemente MORENA nos impuso desde el centro del país (con el voto infame de tres de los cuatro senadores chihuahuenses, los traidores Andrea Chávez, Juan Carlos Loera y, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!, el impresentable Javiercito Corral), otros sólo intentan —cobardemente desde la oscuridad, armados con la vileza que les caracteriza y escudados en su egoísmo de toda la vida— enlodar, maltratar y rebajar cualquier esfuerzo por salir adelante al menor costo posible.
La reforma en puerta va a doler, sí, pero se está buscando por parte del gobierno del Estado, con la Gobernadora a la cabeza y el auxilio del Congreso del Estado, que no haya daño alguno o que sea mínimo.
En esa confrontación de ideas, en ese debate serio, en esa búsqueda por hallar la mejor vereda, en ese afán de lograr consensos, con ese espíritu por sacar adelante lo mejor posible el proceso, sólo tienen cabida quienes estemos dispuestos precisamente a generar ideas, no ideotas; a discutir con inteligencia, no tontos útiles; a procurar los mejores acuerdos, no los que sólo llevan agua para su molino; a encontrar el mejor camino, no el de siempre, donde sólo unos pocos ganan y los demás pierden; y a empeñar lo mejor de sí con altitud de miras y sin mezquindades de ningún tipo.
Estas líneas se explican por aquello que decía mi abuela: “el que se ríe se lleva y el que se lleva, se aguanta”, pero como hay angelitos que nomás quieren repartir guamazos y cuando se los regresan, chillan más que político sin fuero —y luego avientan más veneno que alacrán con gastritis—, aquí estoy yo para recordarles que, otra vez mi abuela dixit: “arrieros somos y en el camino andamos”; porque hay de todo en la viña del Señor: los que construyen y los que desbaratan; los que debatimos con argumentos y los vidadioquis que sólo sirven para editar audios, pero en fin, cada quien es libre de elegir su vocación, aunque la de algunos sea el estercolero, el chisme barato y la intriga de cuarta.
Concluyo. Por mí no se preocupen; yo, como buen comal, estoy tan requemado que lo que me avientan nomás resbala; mientras unos siguen perdiendo el tiempo con sus triquiñuelas de secundaria, yo sigo dándole a la chamba, que el buey no se saca solo de la barranca; si me quieren seguir dando, que sea con ganas, porque ya estoy curado de espantos y, por si las dudas, sigo cargando el tóper… ¡por aquello que, lo que sobre, es pa’ llevar! ¡A darle! ¡A darnos!
Con información de hmbnoticias.com