EVERGLADES, FLORIDA – En medio de protestas, cuestionamientos ambientales y denuncias por condiciones inhumanas, el expresidente Donald Trump visitó este martes el recién inaugurado centro de detención de inmigrantes “Alligator Alcatraz”, un polémico complejo construido en una remota zona de los Everglades que podría albergar hasta 5 mil personas.
Ubicado en el antiguo Aeropuerto Dade-Collier, este nuevo centro forma parte del megaproyecto de ley de deportación masiva impulsado por Trump, cuya votación en el Senado se espera en las próximas horas. La secretaria de prensa Karoline Leavitt declaró que el objetivo del sitio es “procesar, detener y deportar de manera eficiente a inmigrantes ilegales criminales”.
“Está rodeado de fauna peligrosa. No hay adónde ir ni dónde esconderse”, afirmó el fiscal general de Florida, James Uthmeier, al explicar que la ubicación remota permite ahorrar en seguridad gracias a caimanes y pitones que disuaden cualquier intento de fuga.
Durante su recorrido, Trump bromeó: “Hay muchos policías disfrazados de caimanes. No hay que pagarles tanto. No me gustaría recorrer los Everglades por mucho tiempo”, en lo que pareció una mezcla de sarcasmo y mensaje disuasorio para migrantes.
La secretaria del DHS, Kristi Noem, aseguró que el centro “permitirá encerrar a los peores criminales que ingresaron al país durante la administración anterior”, mientras que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, lo calificó como “la instalación más segura posible”.
La apertura no ha estado exenta de polémica. Ambientalistas y pueblos originarios han demandado al gobierno por violar la Ley de Especies en Peligro de Extinción, al construir en tierras protegidas. El debate entre seguridad nacional, derechos humanos y conservación ambiental se enciende, mientras “Alligator Alcatraz” se convierte en símbolo de una nueva era migratoria.