—Cerveza hasta para aventar pa´ arriba en la X
—UACJ reserva por cinco años información de concierto
—La Transformación avanza con mega acarreo
Allá por el poniente de la ciudad el horno no está para bollos. Resulta que a los vecinos de la calle Viaducto Gustavo Díaz Ordaz y la colonia Ignacio Allende les cayó como balde de agua fría el reciente cambio de nombre a “Mártires de 1968, 2 de Octubre no se Olvida”.
Nadie les preguntó nada y ahora les toca cargar con el paquete: modificar recibos, escrituras, credenciales y hasta la Visa láser. ¡Vaya lío burocrático que les armaron!
El presidente del Comité de Vecinos, Arnulfo Araujo, anda recolectando firmas como si fueran estampitas de la Selección, para entregarle una carta al alcalde y ver si acaso les escucha.
Dicen los habitantes que el cambio de nombre ni resuelve los problemas de la zona ni les quita el polvo de las calles, pero sí les añade trámites y gastos.
Por si fuera poco, el Cabildo aprobó la medida el 27 de agosto y ya hasta develaron la placa, como si fueran los Oscars. Pero la verdadera razón, según los enterados, es puro capricho político-partidista de los regidores acostumbrados solo a levantar la mano.
Y todo, dicen, para quedar bien con los jefes de la 4T. No es por nada, pero los vecinos calculan que cada familia tendrá que actualizar entre 20 y 25 documentos, sin contar escrituras, registros ante el SAT, la CURP, permisos y demás trámites. ¡Con razón andan que trinan!
Si de verdad los regidores quieren dejar huella, mejor pónganse a chambear y resuelvan las broncas reales de la colonia, como el pésimo estado de las calles, la falta de alumbrado y la inseguridad, entre otras broncotas. Porque, entre tanta placa y tanto nombre rimbombante, lo único que están logrando es que los vecinos se acuerden de ustedes… pero no precisamente para bien.
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Nos cuentan que la Plaza de la Mexicanidad, epicentro de eventos masivos heredada por Teto Murguía, volvió a ser escenario de un episodio que deja mucho qué pensar sobre el actuar de quienes deberían velar por la seguridad.
Y es que este fin de semana sucedió un hecho muy lamentable cuando Alejandro Hernández Ramírez, biker de 42 años, perdió la vida en el Hospital del IMSS número 6 tras las heridas sufridas en una riña bien entrada la madrugada —alrededor de las 3:00— durante el evento de Bikers que, por cierto, contaba con autorización municipal.
Lo que no se autorizó, pero de todas formas sucedió, fue la venta de cerveza fuera del horario permitido y, según testigos, sin los permisos correspondientes.
Las autoridades tan eficientes para otorgar autorizaciones se mostraron mucho menos interesadas en vigilar lo que ocurría bajo sus propias narices. Nos dicen que la víctima discutió con un sujeto apodado “El Morgue”, quien tras la agresión desapareció, dejando a la familia Hernández Ramírez sin respuestas y a la comunidad biker en estado de alerta.
Resulta paradójico que mientras la autoridad presume orden y desarrollo, la vida de un ciudadano se apague por un pleito en un evento “regulado”, entre alcohol y omisiones.
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La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) decidió reservar por cinco años toda la información relacionada con el concierto de Alejandro Fernández, organizado como parte del 52 aniversario de la institución.
La reserva abarca contratos, convenios de patrocinio, registros contables, presupuestos y dictámenes financieros, bajo el argumento de que se trata de “documentos preliminares en proceso de integración cuya divulgación podría afectar la planeación del evento”.
El acuerdo fue emitido el 30 de septiembre de 2025, apenas ocho días antes del concierto, cuando las contrataciones y pagos ya debían estar concluidos. De acuerdo con el Lab de Periodismo Crítico Universitario, que obtuvo los folios mediante la Plataforma Nacional de Transparencia, la decisión contraviene el principio de máxima publicidad, al mantener en secreto información sobre el uso de más de 30 millones de pesos.
Mientras la universidad guarda silencio sobre el gasto del concierto, la comunidad estudiantil continúa esperando avances en el plan de transporte universitario, prometido para enero de 2026, que hasta ahora tampoco aparece documentado.
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Qué manera de celebrar el primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum en el Zócalo.
La presidenta se rifó una fiesta a lo grande, con el poder de convocatoria que solo el músculo morenista puede presumir. Desde tempranito, los camiones llegaban como si regalaran tortas y refrescos en la plancha capitalina. Dicen los que saben que ni Zedillo ni Peña juntaron tanta gente, y eso ya es decir mucho.
No hubo quien no notara la parafernalia: cachuchas, chalecos, camisetas de Morena y hasta el lema “La Transformación Avanza” flotando entre ríos de asistentes que inundaron el centro chilango.
No faltaron los que se preguntaron cuánto costó el operativo, porque entre renta de camiones, choferes, casetas, sonido, aguas y hasta viandas para los que fueron a echar porras, la logística se puso “cabrona”, como diría cualquier citadino.
La encuesta reciente de Enkoll dice que la presidenta trae 78% de aprobación. Nada mal, con todo y el “mayor acarreo de la historia”, los morenos de plano no se andan con rodeos.
Ayer a las 10:00 de la mañana ya estaba el Zócalo al 95%, y los morenistas llegaban de todos los rincones, dejando claro que en Morena le saben a esto de la movilización.
No faltó el guiño de la presidenta a AMLO, que, aunque quieran separar la nueva gestión de la sombra del exmandatario, Sheinbaum presume que lo que los une es el amor al pueblo y la honestidad, aunque algunos digan que, de honestidad y amor, a veces ahí nomás. El poder es para poder, no para no poder, y vaya que lo están usando.
Así que, mientras unos se quejan del acarreo y otros aplauden la fiesta, queda claro que Morena sigue con todo el poder del Estado. Y, dirían muchos en la Plaza: “¡Estuvo cabrón el acarreo!” Pero ¿no que no era igual que antes?
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Desde esta redacción lamentamos profundamente el sensible fallecimiento del empresario Víctor Cruz Russek, quien a sus 75 años deja una huella imborrable en la vida empresarial y social de nuestro estado.
Esposo de la gobernadora Maru Campos Galván, Cruz Russek enfrentó con valentía una dura batalla contra el cáncer, mostrando hasta el final una admirable determinación y fortaleza.
Fundador del Grupo CR3, Víctor Cruz Russek fue reconocido por su liderazgo, visión y compromiso con el desarrollo de Chihuahua. Hace apenas un mes, en un emotivo mensaje dirigido a amigos, familiares y socios durante un encuentro automotriz, compartió su esperanza y voluntad de sobreponerse a la adversidad, inspirando a quienes lo rodeaban.
Hoy, la comunidad lamenta su partida y acompaña en el dolor a la gobernadora Maru Campos y a su familia, extendiéndoles el más sentido pésame y solidaridad en estos momentos difíciles. Descanse en paz un hombre que supo dejar legado y ejemplo para las nuevas generaciones.