Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), señaló que Colombia, el mayor productor de cocaína del mundo reporta un incremento del 43 por ciento en el área sembrada con coca en el país, pasando de 143 mil hectáreas a 204 mil en 2021, alcanzando un récord histórico de narcocultivos.
La cifra es la más alta registrada por la ONU desde que empezó su seguimiento de la producción de cocaína en 2001.
A la par con los narcocultivos creció la fabricación de droga que sale desde el país colombiano, principalmente hacia Estados Unidos y Europa. Colombia sigue siendo el mayor productor mundial de cocaína y Estados Unidos su principal mercado.
La ONU señala que el incremento en la siembra de coca y la producción de cocaína obedece principalmente a la vulnerabilidad territorial, el aumento de la demanda global y al fortalecimiento de los grupos armados que lucran con ese negocio.
Por su parte el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha denunciado el fracaso de la lucha antidroga y planteó a Estados Unidos que definan un nuevo enfoque basado en la prevención del consumo en las economías desarrolladas.
Durante la presentación del informe en Bogotá, el ministro de Justicia, Néstor Osuna, manifestó que los números son una muestra visible y evidente del fracaso de la guerra contra las drogas.
«Es precisamente la evidencia técnica el punto de partida para la construcción de una nueva política de drogas, que es a lo que está comprometido este gobierno», añadió Néstor.
El ministro adelantó que presentarán una nueva estrategia contra el narcotráfico que excluye la legalización de la cocaína, aunque instó a que algún día se reglamente el comercio y tráfico de esa droga a nivel global.
De acuerdo con la ONU, un alto porcentaje de los narcocultivos se concentra en tierras de comunidades negras o de reserva forestal. Autoridades colombianas señalan a esa actividad como causante, en gran parte, de la deforestación.
El mandatario colombiano aboga por los campesinos cocaleros, a quienes considera víctimas de la fuerza pública que erradica a la fuerza los arbustos y de los herbicidas que se usaron durante años para acabarlos.
Miles de sembradores y recolectores de la hoja, forman parte de las 17 mil personas que están tras las rejas por tráfico, fabricación o porte de drogas, según el sistema penitenciario.
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