En una reciente entrevista, Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, desestimó la posibilidad de un ataque militar contra los cárteles de drogas mexicanos, a pesar de la reciente designación de seis de estos grupos como terroristas por parte del gobierno de Donald Trump. En su lugar, Rubio enfatizó la importancia de la cooperación internacional y el intercambio de inteligencia para combatir a estos grupos criminales.
Rubio afirmó que el gobierno de Estados Unidos prefiere colaborar con México, proporcionando información sobre la ubicación y actividades de los cárteles, en lugar de recurrir a una intervención militar directa. “Es su país, y pueden tomar medidas al respecto”, explicó el secretario, subrayando la importancia de la cooperación bilateral en el combate al narcotráfico.
Por otro lado, Mike Waltz, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, adoptó un tono más agresivo, asegurando que los cárteles mexicanos están “sobre aviso” y advirtiendo que se abrirían “las puertas del infierno” para asegurar la seguridad en la frontera. En sus declaraciones, Waltz hizo énfasis en la estrecha colaboración entre las fuerzas de seguridad de ambos países, mencionando patrullajes conjuntos en la frontera.
A pesar de las amenazas, el gobierno de México sigue siendo el principal actor en la lucha contra el crimen organizado en su territorio, pero la presión de Estados Unidos se mantiene. La designación de los cárteles como organizaciones terroristas ha elevado la tensión en la región, y la cooperación entre ambas naciones se considera más urgente que nunca. Expertos advierten que este enfoque de “presión conjunta” podría llevar a mayores sanciones económicas contra los cárteles y afectar las relaciones comerciales entre ambos países.