El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador declaró que sí cumplirá con las medidas cautelares impuestas por la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) para no hablar de Xóchitl Gálvez en La Mañanera, pero lo hará bajo protesta…, casi casi a «regañadientes».
Según el mandatario de la autollamada Cuarta Transformación, este tipo de restricciones son impuestas por un grupo de potentados que se consideraban dueños del país y que ahora están en contra de su gobierno.
López Obrador criticó a sus adversarios políticos, afirmando que están mal acostumbrados y desearían silenciarlo mientras ellos hablan. En este contexto, mencionó a Xóchitl Gálvez, quien pasó de vender gelatina a convertirse en millonaria, según investigaciones relacionadas con sus empresas por la recepción de mil 500 millones de pesos siendo funcionaria pública. Aunque aún no se le ha restringido hablar de la senadora en su conferencia matutina, pues el titular del Ejecutivo asegura todavía no le notifica oficialmente el INE, el presidente advirtió que solo le quedan unas horas para hacerlo.
El presidente López Obrador hizo hincapié en que acatará las recomendaciones y las órdenes legales impuestas por el INE, pero señaló que estas limitan su libertad de manifestación, réplica y derecho a disentir. Considera que sus adversarios desean mantenerlo atado y en silencio, lo cual considera un retroceso para la democracia.
En relación a, el mandatario reveló que la senadora presentaba denuncias en su contra, pero ahora se ha descubierto que ella misma tiene dos empresas que obtuvieron contratos millonarios del gobierno y de desarrolladores durante nueve años, por un total de mil 500 millones de pesos. Esta situación genera dudas sobre la limpieza de su participación política.
López Obrador también destacó que la campaña en su contra tiene mayor efecto en la Ciudad de México, donde se encuentra una clase media más amplia y donde están establecidos todos los medios de comunicación del país.
Según el presidente, los medios influyen y «aturden» a la gente con información negativa sobre su gobierno, especialmente debido a la influencia que ejercen en una urbe que recibe a numerosos visitantes.
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