A días de la llegada de Donald Trump a la presidencia, una tercera caravana de migrantes partió de Tapachula, Chiapas, hacia el centro del país, con la esperanza de cruzar a Estados Unidos antes del 20 de enero. Sin citas en la plataforma CBP One, los migrantes avanzan con fe y determinación.
Portando imágenes de la Virgen de Guadalupe y rosarios, los migrantes cargan sus pocas pertenencias mientras caminan hacia Huehuetán. La incertidumbre no les detiene; su objetivo es claro: alcanzar un futuro mejor.
Luis García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana, declaró: “Por cada avión que Trump envíe, saldrá una caravana desde Tapachula.” El activista considera estas marchas una respuesta pacífica a las políticas xenófobas del expresidente.
El recorrido está lleno de desafíos. Familias enteras enfrentan hambre, frío y agotamiento. Sin embargo, su fe y la solidaridad entre los integrantes de la caravana les dan fuerzas para seguir.
La tensión crece en la frontera sur mientras México y Estados Unidos se preparan para manejar este éxodo masivo. Las políticas migratorias y los discursos divisivos alimentan un conflicto que parece lejos de resolverse.
En medio de la adversidad, los migrantes avanzan, demostrando que ni los muros ni las amenazas pueden apagar el sueño de una vida digna.