Un residente de Cold Spring, Kentucky, intenta entrar al Libro Guinness de los Récords con una instalación que parece más un llamado del más allá que una decoración. El hombre, que se hace llamar Halloween Herm, lleva décadas convirtiendo su casa en un cementerio temático conocido como Deadsprings Cemetery. Este año, su montaje supera las 300 piezas e incluye novedades: un esqueleto de Taylor Swift y un homenaje a los Cincinnati Reds.
Herm comenzó la tradición como tributo a su madre, famosa en el vecindario por sus decoraciones de Halloween. Desde su fallecimiento en 1999, el montaje comienza cada 18 de agosto, fecha exacta de su muerte. Lo que empezó como un gesto familiar se transformó en un evento comunitario que recauda fondos para el Northern Kentucky Children’s Advocacy Center.
“Esto no es una decoración”, dice Herm con orgullo, “es una historia viva”. En su versión más reciente, los esqueletos no solo se mueven: cuentan sus propias tragedias. Taylor Swift lamenta sus ex, mientras un esqueleto umpire sigue revisando jugadas del último partido de los Reds. Algunos visitantes aseguran que el verdadero terror está en encontrar estacionamiento.
El intento de récord enfrenta un obstáculo insólito: Guinness no tiene una categoría para “la mayor cantidad de decoraciones de Halloween en una vivienda”. Herm ya presentó fotos, inventario y planos para que la entidad cree una nueva. “Si no existe, habrá que inventarla”, declaró, posando junto a un zombi inflable de tres metros.
Cada año, el montaje crece y los vecinos se adaptan. Algunos organizan desvíos de tránsito, otros alquilan sus garajes como estacionamiento. Para muchos, Herm ya tiene su récord asegurado: el de mantener viva una tradición que, literalmente, se niega a morir.
