Xi Jinping obtuvo su tercer mandato como presidente de China, lo que lo lleva a encaminarse a permanecer en el poder de forma indefinida en un momento en que su país enfrenta desafíos económicos y tensiones con Estados Unidos y otros países.
La Asamblea Popular Nacional, un órgano protocolario, respaldó a Xi Jinping como presidente con 2,952 votos a favor y ninguno en contra.
Esta era una decisión previsible para un mandatario que ha marginado a posibles rivales y ha llenado las filas superiores del Partido Comunista con simpatizantes desde que asumió el poder en 2012.
En octubre, Xi Jinping se autonombró para un tercer período de cinco años como secretario general del partido, rompiendo una tradición bajo la cual los mandatarios chinos entregaban el poder después de una década. El límite de dos períodos en la presidencia fue eliminado previamente de la constitución china, lo que provocó especulaciones de que podría permanecer en el poder de por vida.
No se distribuyó ninguna lista de candidatos para la votación y se cree que aquellos que obtuvieron otros cargos no enfrentaron oposición. El proceso electoral sigue envuelto en secreto, fuera del proceso por el cual los delegados al Congreso introducen cuatro boletas en urnas colocadas alrededor de un enorme auditorio en el Gran Palacio del Pueblo.
Además, Xi Jinping también fue nombrado de manera unánime comandante de los dos millones de soldados que integran el Ejército de Liberación Popular, una fuerza que recibe sus órdenes explícitamente del partido y no del país.
En otra votación, el tercer funcionario de mayor rango del partido, Zhao Leji, fue nombrado director de la Asamblea Popular Nacional. La gran mayoría de la labor legislativa del organismo es encabezada por su Comité Permanente, el cual sesiona durante todo el año.
La decisión de la Asamblea Popular Nacional de respaldar a Xi como presidente ha sido un tema de controversia en el país y ha atraído la atención mundial. La eliminación del límite de dos mandatos presidenciales ha sido criticada por algunos como un paso atrás en el proceso democrático de China.
La permanencia de Xi en el poder también plantea preguntas sobre cómo China abordará los desafíos económicos y las tensiones con otros países, incluido Estados Unidos. Como líder de China, Xi ha implementado políticas económicas y comerciales que han sido objeto de críticas internacionales y ha fortalecido la presencia militar de China en el extranjero.
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