El Gobierno de Estados Unidos anunció este viernes una inversión cercana a los 200 millones de dólares destinados a frenar la propagación de la gripe aviar entre las vacas lecheras, en un esfuerzo por contener los brotes que han generado preocupación sobre posibles infecciones humanas con el virus H5N1.
Desde finales de marzo, el virus ha sido detectado en ganado lechero en nueve estados del país.
Científicos han indicado que el brote podría ser más extenso, basándose en hallazgos de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) que muestran partículas H5N1 en cerca del 20% de las muestras de leche al por menor.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) destinará 98 millones de dólares para apoyar a las granjas lecheras, ofreciendo hasta 28 mil dólares por granja para esfuerzos de contención del virus, pruebas de detección y otros recursos, según lo anunció la agencia.
Por su parte, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) proporcionará 101 millones de dólares a través de la FDA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) para proteger la salud pública y el suministro de alimentos del país.
A pesar de los brotes, el secretario del HHS, Xavier Becerra, señaló que “el riesgo para el público por este brote sigue siendo bajo”, aunque los CDC continúan con labores de prueba y vigilancia para monitorear cualquier cambio en el virus que pueda aumentar su transmisibilidad entre humanos.
Para garantizar la seguridad del suministro comercial de leche, la FDA destinará 8 millones de dólares adicionales.
Si bien, el secretario de Salud y Servicios enfatizó que no hay preocupaciones sobre la seguridad de la leche o la carne de res comerciales, los expertos en este sector han recomendado a la población estadounidense evitar el consumo de leche cruda.
Como medida adicional y limitar la transmisión en el ganado —luego de que un trabajador en Texas diera positivo por el virus y fuera diagnosticado con conjuntivitis— el USDA implementó nuevas regulaciones, las cuales exigen pruebas negativas para vacas lecheras lactantes antes de cruzar las fronteras estatales, implementadas desde el 29 de abril.
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