Guatemala vivió momentos de tensión este jueves 5 de junio, cuando el volcán de Fuego, uno de los más activos de Centroamérica, registró una nueva y peligrosa erupción que obligó a evacuar al menos a 330 personas. La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) declaró alerta naranja institucional ante la intensificación de la actividad volcánica.
La erupción, que comenzó la noche del miércoles, generó una columna de ceniza de más de 5,200 metros de altura y flujos piroclásticos que descendieron por las laderas del volcán, poniendo en riesgo a comunidades enteras. Las aldeas Panimaché I, Morelia y varias zonas cercanas a San Juan Alotenango fueron desalojadas como medida preventiva.
La escena fue dramática: familias enteras, incluidos numerosos niños, abordaron autobuses bajo una lluvia ligera mientras ceniza volcánica caía sobre ellos. Los albergues temporales fueron habilitados en gimnasios municipales y otros espacios seguros.
El volcán de Fuego, con una altitud de 3,763 metros, ya había registrado una erupción importante en marzo de este año. Su historial es trágico: en 2018, una erupción arrasó San Miguel Los Lotes, causando la muerte de al menos 215 personas.
Ante la actual emergencia, también se cerró una carretera clave que conecta con Antigua Guatemala, destino turístico de relevancia mundial. Las autoridades pidieron a la población no acercarse a cauces naturales ni barrancos, ya que podrían convertirse en rutas de flujos ardientes de material volcánico.
