Una simple actualización programada a las 3:00 a.m. provocó el caos en España, tras dejar fuera de servicio líneas telefónicas, internet y, de forma alarmante, los centros de emergencia del 112. El colapso de la red de Telefónica afectó a miles de usuarios en regiones como Andalucía, Aragón, Madrid, País Vasco y otras, generando una de las interrupciones más graves en la historia reciente de las telecomunicaciones del país.
El impacto fue inmediato: hospitales, comisarías, cabinas digitales y servicios críticos quedaron sin conexión. Las plataformas de monitoreo como Downdetector registraron una avalancha de reportes: el 72 % de los usuarios señaló fallas en la conexión fija, un 18 % denunció la pérdida total de señal y un 10 % reportó un apagón absoluto.
El caso más sensible fue la caída del número de emergencias 112. En regiones como Andalucía, el servicio estuvo inactivo por más de una hora; en otras comunidades, como el País Vasco y Galicia, se recurrió a líneas alternativas. Los gobiernos regionales, especialmente los dirigidos por el Partido Popular, arremetieron contra la administración central por lo que consideran una cadena de fallos inaceptable.
Telefónica explicó que la falla se originó en uno de sus routers principales. El director de Operaciones, Sergio Sánchez, señaló que tras “aislar los nodos afectados y desplegar personal de campo”, el servicio fue restaurado progresivamente. Sin embargo, aún quedan incidentes aislados bajo monitoreo.
La caída ha reabierto el debate sobre la resiliencia de las redes críticas en España. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya evalúa si hubo negligencia por parte de la operadora y si los planes de contingencia fueron suficientes para garantizar servicios esenciales como el 112.
En medio de tensiones políticas y negociaciones estratégicas con el fondo saudí STC, la imagen de Telefónica ha sufrido un duro golpe. Mientras tanto, la asociación FACUA recuerda que la ley obliga a compensar a los usuarios por interrupciones prolongadas. ¿Podrán las empresas responder a la altura de los riesgos que enfrentan?