excelsior.com.mx-La capital francesa se está preparando para una revolución urbana, donde la comodidad de los vehículos SUV está a punto de chocar con una nueva realidad: costos de estacionamiento, que podrían triplicarse. Anne Hidalgo, alcaldesa de París, ha dado un paso en su lucha contra la contaminación. “Es una cuestión de justicia social”, afirma Hidalgo, al plantear una estrategia que golpea directamente al bolsillo de los más pudientes.
¿Por qué París apunta a los vehículos SUV?
La medida propuesta busca expulsar a los grandes vehículos de la ciudad para limitar las emisiones y mejorar la calidad del aire. Para ello, se prevé aumentar las tarifas de estacionamiento específicamente para los automóviles pesados y contaminantes. Esta decisión también promueve la seguridad vial y protege a los ciudadanos parisinos que viven cerca de la concurrida carretera de circunvalación Périphérique.
En una votación similar realizada anteriormente, París ya había decidió prohibir los scooters eléctricos alquilados, convirtiéndose en la primera capital europea en hacerlo. Ahora, el enfoque está en los SUVs y vehículos 4×4 con motores de combustión o híbridos y los eléctricos que superen los 2 toneladas de peso. Los nuevos precios, que oscilarían entre 12 y 18 euros por hora (es decir entre 224 y 336 pesos mexicanos al tipo de cambio de este momento), se aplicarían a partir de la próxima primavera si la ciudadanía vota a favor en el referéndum programado para el 4 de febrero.
¿Cuánto costará aparcar un SUV en París?
Si los habitantes de París aprueban la propuesta, estacionarse en el centro de la ciudad podría costar 18 euros por hora para un SUV. Mientras que en el resto de la urbe, el precio sería de 12 euros por hora. Estas tarifas no se aplicarían al estacionamiento residencial de los parisinos. Con este aumento, se espera recaudar alrededor de 35 millones de euros para el tesoro de la capital.
David Belliard, miembro del partido Verde, subraya que los SUVs son comprados principalmente por las personas más acomodadas. La medida, además de ser un paso hacia la sostenibilidad, se percibe como una forma de redistribución social. Afectaría a aquellos cuyo poder adquisitivo les permite adquirir vehículos que cuestan entre 6,000 y 7,000 euros más que un coche común (es decir más de 110 mil pesos mexicanos).
