El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este jueves que está dispuesto a hablar con Vladimir Putin por primera vez desde la invasión de Ucrania, siempre que su homólogo ruso realmente quiera terminar la guerra.
Biden tuvo hoy una reunión con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en Estados Unidos, mostrando ambos una buena sintonía, comprometiéndose a apoyar a Ucrania «el tiempo que sea necesario».
«Estoy dispuesto a hablar con Putin si (…) está buscando una manera de terminar la guerra. Todavía no lo ha hecho», dijo Biden en rueda de prensa conjunta con Macron, quien mantiene el diálogo con Putin.
Macron, aseguró este jueves que «nunca presionará a los ucranianos para que acepten un compromiso que sea inaceptable para ellos», porque no permitiría construir «una paz duradera».
El mandatario francés agradeció a Estados Unidos por la ayuda brindada a Kiev y advirtió que «abandonar» a Ucrania pondría en peligro «la estabilidad global».
«Seguiremos apoyando al pueblo de Ucrania» frente a «la brutalidad» de Rusia, dijo el presidente estadounidense en rueda de prensa conjunta con su homólogo francés.
«Queremos tener éxito juntos, no uno contra el otro», afirmó Macron.
Ambos acordaron brindar a Ucrania «ayuda política, de seguridad, humanitaria y económica el tiempo que sea necesario», incluso mediante el fortalecimiento de la defensa antiaérea del país, según un comunicado emitido tras una reunión de más de una hora en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
También, los dos mandatarios afirmaron su compromiso a «coordinarse» frente a China y a superar sus discrepancias «alineando» posiciones.
Ante el tema de China, sostuvieron que deben alinearse frente al «desafío» que plantea el país asiático, sobre todo en materia de derechos humanos, y a trabajar juntos con el coloso asiático «en temas globales importantes como el cambio climático».
Los dos líderes también expresaron su deseo de «fortalecer la asociación entre Estados Unidos y la Unión Europea en materia de energía limpia y clima» y se comprometieron a trabajar para «alinear sus enfoques» respecto a la industria verde, después de las fricciones por los subsidios otorgados por Estados Unidos a productos «fabricados en USA».
Macron los considera «súper agresivos» para las empresas europeas.
Antes del encuentro los dos dirigentes reiteraron la fortaleza de la alianza entre sus países.
«Estados Unidos no podría pedir un mejor socio con el que trabajar que Francia», dijo Biden desde los jardines de la Casa Blanca, y subrayó que la alianza con París sigue siendo «esencial».
«Nuestro destino común es responder juntos» a los desafíos del mundo dado que «nuestras dos naciones son hermanas en la defensa de la libertad», coincidió el presidente francés.
Salvas de 21 cañonazos, himnos nacionales y una fanfarria fue la acogida destinada a Macron, el primer presidente al que Biden dispensa este trato desde su investidura en enero de 2021.
De camino al Despacho Oval se vio al presidente francés con la mano en el hombro de Biden.
Biden se esmera, tras las convulsiones de la presidencia del republicano Donald Trump, en estrechar lazos con los socios tradicionales de Estados Unidos, incluido su «más viejo aliado», como Washington califica a Francia.
Y eso que no empezó muy bien con su homólogo francés. En septiembre de 2021, Estados Unidos anunció una nueva y espectacular alianza militar con el Reino Unido y Australia, AUKUS, que hizo perder a Francia un enorme contrato de submarinos con Canberra.
Biden no retrocedió lo más mínimo sobre el fondo de la decisión, pero reconoció una «torpeza».
Desde entonces, ha surgido otro tema de discrepancia.
Para intentar dinamizar la industria, ayudar a la clase media y plantar cara a Beijing, el presidente estadunidense aprobó un gigantesco programa de inversión, la «Ley de Reducción de la Inflación», que prevé subsidios, como por ejemplo a los coches eléctricos, siempre y cuando sean «fabricados en USA».
Pero el jueves aseguró que esta creación de empleo no se hará «a expensas de Europa».
«Puede que resuelvan su problema, pero empeorarán el mío», dijo Macron a congresistas estadunidenses, subrayando la necesidad de que Francia apoye a la clase media y también al empleo. Estas opciones «fragmentarán a Occidente», se quejó.
Macron almorzará el jueves en el Departamento de Estado y por la noche acudirá a una cena de gala en la Casa Blanca.
En mesas decoradas con candelabros y flores con los colores de los dos países, se servirá langosta, carne de res y un pastel de naranja.
Pero también -y la primera dama Jill Biden insistió especialmente en este punto- quesos estadunidenses, incluido uno azul de Oregón que en 2019 ganó un campeonato mundial.
Todo ello regado con vino espumoso estadounidense pero, eso sí, en copas fabricadas en Francia.
Milenio