“Fue una de las escenas de crímenes más horribles en la historia de Estados Unidos”, dice el doctor Eric Hickey, un psicólogo criminal, cuando recuerda cómo fueron hallados en las cercanías de Chicago los cadáveres en estado de descomposición de 33 jóvenes que estaban enterrados en el sótano de John Wayne Gacy, uno de los peores asesinos en serie estadounidense.
Aunque ha pasado cerca de medio siglo desde entonces, hoy el caso de Gacy sigue siendo estudiado por expertos en criminalística y retratado en documentales por los macabros hechos que rodearon a este asesino. De hecho, hace apenas un año fue identificada otra víctima que hasta entonces se desconocía.
A comienzos de la década de los 70, Gacy, un simpático sujeto de unos 30 años y que se disfrazaba de payaso para divertir eventos de beneficencia en hospitales y albergues del estado de Illinois, terminó inhumando en su casa a una treintena de jóvenes varones entre los 14 y 21 años después de violarlos y asesinarlos.
Los hechos ocurrieron entre 1972 y 1978, cuando las desapariciones empezaron a preocupar a la comunidad de los suburbios de Chicago.
Durante ese tiempo, “Pogo el payaso”, como le decían en las fiestas y piñatas a las que asistía, se mostraba como un sujeto alegre, con una agenda copada de actividades sociales en su barrio.
En el día, organizaba y participaba de eventos de beneficencia, y hasta iba a actividades del Partido Demócrata. Incluso, en una oportunidad, se tomó una foto con Rosalynn Carter, quien fue primera dama de los Estados Unidos (1977-1981).
Pero en las noches, Gacy engañaba a niños y jóvenes para llevarlos a su casa y luego abusarlos, torturarlos y matarlos, como recuerda una crónica del diario The New York Times de la época.
Lo cierto es que durante esos seis años que ocurrieron los crímenes, nadie sospechaba del amable payaso. “Era muy popular y querido.
Simplemente nadie sospechaba de él”, dijo en ese entonces Michael Albrecth, un agente que lo persiguió y arrestó años después. De hecho, fue su imagen afable y presencia en eventos de caridad lo que luego causó tanto terror cuando se descubrió su verdadera identidad.
“Él representa de alguna manera la idea del enemigo interno; el psicópata perfecto. Gacy era el mejor vecino, el que ayudaba a los niños, ofrecía barbacoas y hasta era parte de un partido político. Pero también era el que tenía debajo de su casa los cadáveres de 30 muchachos. Esa contradicción hace su caso muy potente”, explica el antropólogo y escritor Esteban Cruz.
¿Por qué actuó así? Investigadores en Estados Unidos han dedicado centenares de estudios para descifrar su mente. Algunos lo atribuyen a un sistema familiar que de puertas para afuera se mostraba bondadoso, pero que en la intimidad era un ambiente hostil y violento.
Según recuerda su hermana en un documental emitido en History, el padre de Gacy le pegaba y lo maltrataba cuando llegaba borracho a casa. Y se presume que cuando era niño, alguien cercano de la familia abusó sexualmente de él, un episodio que nunca se denunció.
Para 1964, Gacy se casó con una mujer, con la que concibió una hija, pero se separó poco después cuando su esposa se enteró que él había sido declarado culpable por abuso sexual a un menor. Y pese a que fue sentenciado a 10 años de prisión, salió en libertad condicional en 1970. Nunca pudo ver a su hija de nuevo.
Dos años después empezó con los crímenes que desataron su locura y lo llevaron a cometer la treintena de asesinatos.
Volvió a casarse, con Carole Hoff. Pero eso no lo detuvo. El 2 de enero recogió a un adolescente de 15 años, al que mató a puñaladas y enterró bajo su casa. Fue, según confesó, su primera víctima. La presencia del cadáver desató malos olores.
Hoff comenzó a sospechar que las constantes salidas nocturnas de su marido no eran por trabajo y que él sostenía relaciones sexuales con adolescentes en el sótano, pero desconocía los crímenes que Gacy cometía y finalmente se divorció de él.
A finales de 1978, la policía allanó la casa de Gacy tras la desaparición de un adolescente de quien lo último que se supo es que tenía una cita de trabajo con Gacy. Los oficiales encontraron y desenterraron cuerpo tras cuerpo del sótano; 27 de los cadáveres habían sido devorados por los gusanos. Otros dos fueron hallados en otros lugares de la casa y cuatro más estaban tirados en el río Des Plaines. Los echó allí porque “ya no cabían en casa”.
En 1980, fue condenado a pena capital y pasó 14 años en el corredor de la muerte. Allí pintaba y decoraba cuadros con imágenes de payasos. Según crónicas de la época, Gacy decía que los payasos eran su álter ego. Finalmente, en 1994 este asesino en serie fue ejecutado con la inyección letal.
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