Rusia lanzó este miércoles cerca de setenta misiles, sin contar los drones utilizados, contra Kiev y otras ciudades de Ucrania, en el ataque más intenso después del ocurrido el pasado 15 de noviembre cuando utilizó casi un centenar de misiles.
Este bombardeo dejó a una buena parte de la capital ucrania sin electricidad, calefacción y agua, igual que las regiones de Járkov, Chernigov y Jmeltnitsky, y motivó que el presidente Volodymir Zelensky pidiera la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
“Al disparar 67 misiles contra nuestra infraestructura, nuestra red energética y nuestra gente, Rusia demostró al mundo entero por qué que esto –la resolución del Parlamento Europeo de endilgarle la etiqueta de ‘Estado patrocinador del terrorismo’, aprobada este miércoles– tiene fundamento. El resultado es trágico: una gran cantidad de heridos (al menos, 30), hay muertos (4 confirmados)», escribió Zelensky en Twitter poco después del ataque y encargó a su embajador ante el organismo internacional en Nueva York solicitar que se reúna el Consejo de Seguridad.
Según el ejército ucranio, Rusia lanzó cerca de 70 misiles de crucero KH-101, KH-555 y Kalibr, de los cuales –dice– 51 fueron derribados por su sistema de defensa antiaérea.
«Diez aviones portamisiles TU-95ms efectuaron los disparos desde Volgodonsk, región de Rostov, en Rusia, así como dos buques lanzamisiles lo hicieron desde el mar Negro», precisa un comunicado ucranio en Telegram.
Los bombardeos provocaron una caída de la potencia en las tres centrales nucleares que tiene Ucrania (en Rivne, Jmelnitsky y Mykolaiv, toda vez que la cuarta, en Zaporiyia, está en manos del ejército ruso). Todas tuvieron que ser desconectadas de la red eléctrica, informó el operador Energoatom.
En la mayoría de las regiones del país se produjeron este miércoles cortes de suministro de electricidad, una «medida necesaria para proteger las redes eléctricas de accidentes tenológicos adicionales», de acuerdo con un comunicado de Ukrenergo, la compañía estatal de energía eléctrica de Ucrania.
Desde el 10 de octubre, cuando empezaron los bombardeos masivos de Rusia contra infraestructuras energéticas, Ucrania estima que quedó fuera de servicio o necesita reparaciones a fondo la mitad de las instalaciones de la red que lleva a las casas la electricidad, calefacción y agua corriente.
Esta situación adversa no deja alternativa a adoptar duras medidas de emergencia, como programar cortes periódicos del suministro para tener mínimas reservas que permitan afrontar la inminente llegada del invierno, que según el alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, puede ser el más inclemente desde la Segunda Guerra Mundial.
Klichkó informó que Rusia lanzó este miércoles 31 misiles contra la capital ucrania, de los cuales –asegura– la defensa antiaérea derribó 21. Con estos ataques, “(el presidente de Rusia, Vladimir) Putin pretende intimidar a nuestra gente, obligarla a pasar frío, sin luz, para que presionen al gobierno de Ucrania a rendirse. Pero eso –advierte– no va a pasar».
El director regional de la Organización Mundial de la Salud en Europa, Hans Kluge, advierte que “este invierno supone una amenaza letal para millones de personas en Ucrania».
Los bombardeos rusos afectaron también el fluido eléctrico en varias regiones de Moldavia, vecino de Ucrania. “Rusia dejó Moldavia a oscuras”, escribió en las redes sociales la presidenta moldava, Maia Sandu.
Y denunció Sandu: “La guerra de Rusia en Ucrania mata a la población civil, destruye con misiles viviendas e infraestructura energética. Continúan los ataques en Ucrania y la gente rescata entre las ruinas a los heridos”.
Entretanto, la oficina de la presidencia de Ucrania y el ministerio de Defensa de Rusia confirmaron de modo simultáneo que este miércoles ser produjo el enésimo intercambio de prisioneros de guerra. Ambas partes lograron liberar esta vez a 35 militares.
LaJornada