Decenas de personas arribaron el sábado a la costa sur de Inglaterra en dos lanchas neumáticas, culminando una travesía desde Francia que evidencia los desafíos en torno a la inmigración ilegal. A bordo de estas embarcaciones, principalmente varones, algunos equipados con chalecos salvavidas, fueron escoltados por la marina francesa hasta aguas británicas, donde los esperaba un buque de la Fuerza Fronteriza.
Estas llegadas son un recordatorio de los retos que enfrenta el primer ministro británico, Rishi Sunak, en su compromiso de combatir la inmigración ilegal y “detener las barcas”. Con más de 8,000 personas llegando por mar en lo que va del año, muchas huyendo de conflictos y carencias, las políticas de Sunak se ven bajo escrutinio, especialmente en vísperas de las elecciones nacionales.
El flujo de personas que atraviesan el Canal de la Mancha hacia el Reino Unido ha alcanzado niveles sin precedentes. Esta oleada de migrantes, provenientes de diversas partes del mundo, ha convertido este año en un punto de inflexión en términos de llegadas a través de esta ruta marítima.
Sunak espera que su polémica política de deportar a Ruanda a quienes lleguen sin permiso al territorio británico disuada futuros intentos de travesía. Sin embargo, el mes pasado, cinco personas perdieron la vida en el intento. El gobierno planea iniciar vuelos hacia Ruanda en un plazo de nueve a once semanas, en un esfuerzo por reforzar sus medidas migratorias.
Las autoridades británicas continúan trabajando en estrecha colaboración con la policía francesa para abordar este problema creciente. A medida que aumenta la violencia y los disturbios en las playas francesas, se intensifican los esfuerzos para disuadir estos peligrosos viajes. Un portavoz del Ministerio del Interior británico enfatizó la importancia de esta colaboración internacional en la lucha contra la inmigración ilegal.
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