Eduardo Borunda
Después de terminado los cómputos de las elecciones y que ya la inmensa mayoría de cargos han sido asignados con la respectiva constancia de mayoría que acredita los votos obtenidos por cada uno de los candidatos, se vuelve interesante el análisis de las derrotas y victorias.
En primera instancia recuperó las frases del exgobernador José Reyes Baeza al día siguiente de las elecciones del año 2009: “Aceptemos victorias y derrotas”. Así de simple fue el mensaje enviado y que puso fin a una serie de especulaciones sobre el resultado electoral. Hoy, me entero de que existen más de un centenar de impugnaciones sobre actos del proceso electoral y en específico sobre el resultado.
La lectura es que existen aún mecanismos que dirimen las inconformidades en los tribunales y eso le da certeza al voto de los ciudadanos, que fueron bien contados, que no se expusieron a la manipulación de un grupo faccioso o político para obtener el poder de manera ilícita y en contra de la voluntad popular.
El reconocer las derrotas también es un acto de civismo y congruencia y más cuando es con una mayoría indiscutible.
En segunda instancia vienen cambios, cambios que ya empezaron a darse de alguna manera en ciertos niveles de gobierno y que han sido solicitados en las estructuras partidistas. Por ejemplo, en el PAN, Marco Bonilla urgió a un necesario cambio generacional que impulse a un partido que mantiene cierto nivel de aceptación, pero lo aleja de los primeros lugares a nivel nacional.
En Ciudad Juárez se empiezan a mover las piezas, es obvio que la dirigente Xóchilt Contreras, la primera mujer presidenta del PAN no logró el cometido que se propuso desde su toma de protesta como tal (sacar a MORENA del poder). Su nuevo encargo la convierte con posibilidades reales de ser la coordinadora de la bancada, si no se atraviesa un dedazo desde palacio en su camino.
Los nombres de la sucesión ya empiezan a surgir, nos llegó el rumor que Gerardo Rivas, ha levantado la mano para ser el que haga el trabajo para dentro de tres años, se ve entusiasta, con posibilidades reales de llegar y cuenta con el apoyo de varios sectores y liderazgos del PAN juarense que no ven mal que un profesionista formado en las juventudes panistas sea la cabeza visible rumbo al 2027.
Alejandro Alberto Jiménez Vargas será el coordinador de la bancada del PAN, desde ahí podrá posicionarse mínimo para hacer el trabajo y maniobrar en un ayuntamiento controlado por Cruz Pérez Cuéllar y lograr figurar en las boletas electorales en un futuro a mediano plazo, tiene el empuje necesario, la trayectoria y será franqueada por Itzel Castillo Rivas la otra regidora que le corresponde al PAN después de la tormenta de votos que cayó el 2 de junio.
También en las mesas de café político se menciona la salida del encargado de la representación en Ciudad Juárez de la oficina de la gobernadora del doctor Oscar Fidencio Ibáñez Hernández, se dedicará a preparar su campaña para la rectoría de la UACJ, eso dicen las lenguas. Se comenta que al relevo llegará precisamente Rogelio Loya Luna como premio de consolación después de la campaña y reestructurar a la representación para mejorar la imagen de la gobernadora María Eugenia Campos Galván en la ciudad fronteriza.
Así empieza a moverse el pandero, veremos quienes llegan y quienes se quedan para la segunda parte del gobierno de Maru Campos, quién quiere sacarse la espinita en Ciudad Juárez y salir airosa con un candidato o candidata que le dé continuidad en el estado de Chihuahua. Las piezas empiezan a moverse como en un ajedrez profesional.
