Ayer, la capital francesa se transformó en el escenario de un evento inusual pero profundamente arraigado en la tradición parisina: la «Course des Cafés». Cerca de 200 empleados de restaurantes y cafeterías de París se congregaron en el distrito de Marais, ataviados con sus clásicos delantales y camisas blancas, para participar en esta carrera que celebra la destreza y la velocidad de los camareros de la ciudad.
En un recorrido vibrante de 2 kilómetros, los participantes llevaron consigo una bandeja con un típico desayuno francés, demostrando que la eficiencia en el servicio va más allá de la simple rapidez. Las reglas eran claras: mantener la bandeja en una mano, no correr y asegurar que ni el croissant ni una sola gota de café se derramara en el camino.
La «Course des Cafés» tiene sus raíces en 1914 y, aunque en sus comienzos estuvo dominada por camareros varones, esta tradición se ha adaptado a los tiempos modernos. Tras una pausa desde 2011 debido a la falta de patrocinadores, el Ayuntamiento de París y la autoridad del agua de la ciudad, Eau de Paris, se unieron para revivir este evento con una inversión de 100 mil euros.
Los ganadores, Samy Lamrous y Pauline Van Wymeersch, se destacaron como los más veloces, alcanzando la meta con impresionantes tiempos. Además de la gloria, recibieron una merecida recompensa: una medalla y una noche en un hotel de lujo, reconociendo su destreza y compromiso con el arte del servicio.
Para camareros como Thibault Poullot, del histórico café-restaurante Procope, participar en la «Course des Cafés» va más allá de una simple carrera. Es una oportunidad para honrar su profesión y demostrar el orgullo y la dedicación que conlleva el arte de servir. Este evento es una celebración de la cultura y la tradición que definen a París como una ciudad única en el mundo.
La «Course des Cafés» no es solo una competencia; es un testimonio de la riqueza cultural y la pasión por la excelencia que caracterizan a la industria de la hospitalidad en París. Con la esperanza de que este evento se convierta en un legado de los Juegos Olímpicos de París 2024, la ciudad anticipa con entusiasmo la próxima edición, invitando a parisinos y visitantes a experimentar la magia de este singular espectáculo.