Una mujer tailandesa de 64 años, Arom Arunroj, vivió una experiencia de vida o muerte al enfrentarse a una gigantesca pitón de cinco metros en su hogar, ubicado en las afueras de Bangkok. Mientras lavaba los platos, un dolor agudo en su muslo la llevó a descubrir que el reptil la había mordido y se había enroscado a su alrededor, apretándola con una fuerza aterradora.
Arom relató que, tras ser mordida, el animal la envolvió aún más, haciendo imposible que se liberara. Durante dos horas, luchó por su vida, apoyándose contra la puerta de la cocina mientras pedía auxilio a gritos. El aterrador encuentro dejó a la mujer exhausta y pálida, pero, afortunadamente, un vecino escuchó sus súplicas y alertó a las autoridades.
Los rescatistas, al llegar, encontraron a Arom atrapada y en estado de shock. Para liberarla, tuvieron que golpear a la serpiente con una palanca, ya que esta se negaba a soltar su presa. Aunque sufrió varias mordeduras, su vida no corría peligro, a pesar de la angustiante experiencia.
Las pitones, aunque no son venenosas, son conocidas por su método de caza: se enroscan y aprietan a sus presas hasta asfixiarlas. Si bien los encuentros con serpientes son comunes en Tailandia, los ataques de pitones a humanos son extremadamente raros, lo que hace que este caso sea aún más inquietante.
El hecho subraya la convivencia entre humanos y serpientes en el país, donde las pitones pueden alimentarse de animales domésticos y ganado. Este encuentro extremo ha dejado a la comunidad local en estado de alerta, recordando la importancia de la precaución en áreas donde estas criaturas pueden estar presentes.
El incidente no solo resalta el peligro que representan estos reptiles, sino también la valentía y la resiliencia de quienes deben enfrentarlos en su vida cotidiana.
