Una dividida Corte Suprema de Estados Unidos escuchó este miércoles argumentos a favor y en contra de la legalidad de los «bump stocks», dispositivos que al añadirse a armas semiautomáticas permiten disparar ráfagas similares a las de ametralladoras.
El caso tiene su origen en el peor tiroteo masivo en la historia de Estados Unidos, en octubre de 2017, cuando un hombre mató a 58 personas e hirió a unas 500 luego de disparar contra una multitud que asistía a un concierto a cielo abierto en Las Vegas.
La mayoría de las 22 armas que usó estaban equipadas con «bump stocks», lo que les permitía expulsar hasta nueve balas por segundo.
En febrero de 2018, luego de otro tiroteo masivo que dejó 17 muertos en una escuela secundaria de Florida, el Departamento de Justicia del presidente republicano Donald Trump tomó medidas para declarar ilegales esos dispositivos desmontables.
En diciembre de ese año, la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) revisó sus regulaciones y declaró que estos accesorios se rigen bajo una ley 1934 que prohíbe las ametralladoras.
Los abogados de Michael Cargill, un vendedor de armas de Texas, impugnaron esa medida alegando que la ATF se extralimitó al darles esa clasificación a los «bump stocks».
Este miércoles, Brian Fletcher, procurador general adjunto del Departamento de Justicia del presidente demócrata Joe Biden, dijo ante la corte que estos dispositivos permiten al tirador «vaciar un cargador de 100 balas como los usados en el tiroteo de Las Vegas en unos 10 segundos».
Esas armas hacen exactamente lo que el Congreso buscó prohibir cuando promulgó la prohibición de ametralladoras», dijo Fletcher.
Los argumentos orales se centraron en la definición técnica de ametralladora según la ley de 1934, que fue aprobada durante la era de Ley Seca, mucho antes de la invención de los «bump stocks».
La jueza liberal Elena Kagan pidió aplicar «un poco de sentido común» al leer la ley, en referencia a que tanto un arma con «bump stock» o una ametralladora disparan un «torrente de balas».
Samuel Alito, juez conservador y acérrimo defensor de la Segunda Enmienda, que garantiza a los estadunidenses el derecho a poseer armas, se mostró desconcertado con Mitchell.
¿Puede imaginar a un legislador pensando que deberíamos prohibir las ametralladoras pero no las armas con ‘bump stocks’?» preguntó.
A su turno, Mitchell argumentó que los «bump stocks» pueden «ayudar a personas que tienen discapacidades» en los dedos.
La Corte Suprema ya había ampliado los derechos sobre las armas en un fallo de 2022 que otorgó a los estadunidenses el derecho fundamental a portar un arma de fuego en público, pero aún hay ciertas regulaciones en torno a esta práctica.
Las encuestas muestran que una mayoría de estadounidenses está a favor de regulaciones más estrictas sobre armas, sin embargo, un poderoso lobby y la fuerte cultura alrededor de esos elementos han obstaculizado la acción del Congreso.
Excélsior