El presidente iraní Masud Pezeshkian condenó enérgicamente el ataque de Estados Unidos a instalaciones nucleares de su país, llevado a cabo la noche del domingo en una operación denominada “Martillo de Medianoche”. Acusó a Washington de estar detrás de la operación israelí contra la República Islámica.
“Esta agresión demostró que Estados Unidos es el principal factor detrás de las acciones hostiles del régimen sionista”, declaró Pezeshkian, mientras la población iraní trata de comprender el alcance real de la ofensiva aérea.
Las autoridades iraníes aseguraron que no hay peligro para las personas que viven cerca de las instalaciones atacadas en Natanz, Isfahán y Fordo. “La vida continúa normalmente”, afirmó la portavoz del gobierno, Fatemeh Mohajerani, intentando calmar los ánimos.
El Pentágono confirmó que siete bombarderos furtivos B-2 Spirit fueron los encargados de ejecutar los ataques. “Volaron 18 horas desde territorio estadounidense, sin ser detectados por los radares iraníes”, reveló el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, afirmó que el objetivo no era un cambio de régimen, sino “devastar el programa nuclear iraní”. Agregó que Trump “busca la paz”, pero que Irán debe tomar ese camino si desea evitar más bombardeos.
La operación, sin víctimas civiles reportadas, marca un punto de inflexión en la política exterior de Estados Unidos. Aunque el conflicto aún no ha escalado a una guerra declarada, los analistas advierten que la región se encuentra en una situación explosiva, con consecuencias impredecibles para el equilibrio global.