El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Miguel Ángel Rodríguez, renunció ayer de manera sorpresiva apenas cinco semanas de asumir el cargo y tras mostrar diferencias en la política exterior con el presidente Pedro Castillo.
En un mensaje publicado ayer en la cuenta oficial de Twitter de la cancillería peruana, Rodríguez anunció su «renuncia irrevocable al cargo», al señalar que tomó la decisión “guiado por sus formas y convicciones” luego de conversar con Castillo.
El abogado Rodríguez había asumido la cartera el 5 de agosto en reemplazo del jurista César Landa.
La cancillería peruana parece un campo minado y tiene alta rotación de sus titulares. Rodríguez fue el cuarto ministro de Relaciones Exteriores en 14 meses de gobierno de Castillo. El primer canciller fue el ex guerrillero Héctor Béjar, quien duró 19 días en el puesto.
Las razones que motivaron su dimisión no se conocen de manera oficial, pero en los últimos días hubo, según la prensa, varios desacuerdos entre el presidente y el canciller en temas ambientales, como el Acuerdo de Escazú, y sobre la Convención del Mar, de la cual Perú no es parte.
El jueves, el presidente y el canciller mostraron su primera diferencia pública cuando Castillo publicó que persistía en la defensa de la autodeterminación soberana de la República Árabe Saharaui Democrática, un estado autoproclamado en África que controla un tercio del Sahara Occidental, que en su mayoría está bajo control de Marruecos.
La postura presidencial enfrentó a Rodríguez, quien había roto relaciones con el estado africano a mediados de agosto, dos semanas después de asumir el cargo, y tras conversar con el canciller de Marruecos Nasser Bourita.
La determinación de Rodríguez fue en contra de una decisión del gobierno de Castillo, quien exactamente hace un año, el 9 de septiembre de 2021, había reiniciado relaciones con la República Árabe Saharaui Democrática. Las relaciones bilaterales estaban rotas desde 1996, cuando gobernaba el entonces mandatario peruano Alberto Fujimori.
Asimismo, el canciller renunciante había expresado otras diferencias con sus antecesores. También se mostró en contra del Acuerdo de Escazú: el tratado ambiental más relevante para Latinoamérica que otorga una mayor protección a los defensores ambientales. Para que entre en vigor este acuerdo debe ser ratificado primero por el Congreso y luego ser depositado en la sede de Naciones Unidas.
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